Cuando se lo observa desde la calle, suele pasar desapercibido entre la marea de grandísimos edificios de la ciudad de Buenos Aires. Es que este patrimonio arquitectónico de la ciudad que fue construido hace ochenta años, todavía atraviesa ese período que distancia lo viejo de lo antiguo. Pero así y todo, para los atentos, su fachada, de un diseño absolutamente racionalista, sin ornamentos, la primera de la ciudad de hormigón armado, evidencia ser un pedazo de la historia de Buenos Aires. Es que el diseño del edificio Comega transmite el paradigma reinante en la década del treinta, es fiel reflejo del aire de modernidad que todo impregnaba y del tránsito hacia el futuro que la ciudad proponía a todo el país y a buena parte del continente. Para los visitantes, sin lugar a dudas lo más interesante es el restaurante A222, instalado en el piso 19, también llamado«el mirador de Buenos Aires». Dueño de una vista casi de 360 grados, el restaurante tiene, como no podía ser de otra manera, larguísimas paredes de vidrios a través de los cuales se pueden observar el Río de la Plata, Puerto Madero, buena parte del Microcentro porteño y hasta, si se agudiza un poco el ojo, se distingue la ciudad de Quilmes y la uruguaya Colonia. La gastronomía de A222 no se queda atrás. Italiana y mediterránea, las mejores opciones son los sorrentinos rellenos de calabaza y muzzarella salteados con alcaparras y parmesano, o los langostinos envueltos en zuccini con reducción de aceto. Los precios están lejos de ser los ideales. Pero quizás valga la pena alguna vez hacer un esfuerzo para cenar con la vista de la ciudad iluminada recortándose contra el río.