Antidomingo

Fui anoche con mi familia, era mi cumple y elegí este lugar por su misterio, no lo conocía, me encantó, lo pasamos muy bien, nos atendieron muy bien, hubo show, un bandoneonista y un guitarrista… Muyyy lindo y tranqui. Lo mejor mejor fue que abren el techo y cenás viendo el cielo!!! Sí, divino.

Como dice el resto, de afuera no parece un bar. De hecho durante un año y medio viví a dos cuadras de ahi y no sabia de su existencia. Tiene una onda «particular». Fui a un cumpleaños y si bien la arquitectura tiene toda la onda, la música bajo un poco esa onda. Había como un ciclo de tango y para un sábado a la noche me pareció que no iba. El sector del cumple era en un entrepiso del lugar y la atención estuvo bien, las mozas son copadas. Lo único que hubiera modificado seria la música o una vez que terminó el show poner música de fondo. Salvo por eso es recomendable para romper con la rutina de ir siempre a los mismos lugares a la hora de cenar o tomar algo.

Un lugar escondido en el barrio de Saavedra. Desde la calle no se ve y una vez que uno atraviesa la puerta se encuentra con un ambiente tranquilo y cálido. La cantidad de gente y los pocos mozos hacen que uno se arme de paciencia pero esta se ve retribuida con la buena atención, la riquísima y casera comida y el show en vivo. El restaurant es una casa remodelada lo que da la sensación y tranquilidad de estar comiendo en el hogar. Un espacio para disfrutar buena comida, buena música y buenas compañías

Ideal para venir en pareja o con amigos, Antidomingo tiene una propuesta relajada para entretenerte con un show mientras esperas las comida. El menú es simple pero muy rico y alcanza para todos los gustos. Un lugar para volver seguido.

Atmósfera cálida y acogedora. Buen lugar para ir con amigos. Tranquilo, familiar, con shows de música en vivo o stand up casi a diario. La galería de arte y exposiciones suman al encanto del lugar. Aceptan bitcoin, hay un ATM para comprar en el lugar, y es un punto de reunión frecuente de la comunidad.

En una ciudad donde sobran los lugares de comida rápida y automática, aquellos que mantienen una chispa de autenticidad se destacan fácilmente. Ese es el caso de Antidomingo, una mágica casa remodelada en el medio del barrio de Saavedra que abre sus puertas todas las noches de martes a domingos. Grandes sillones de escritorio, sillas pequeñas de diseño, mesas altas o bajas, todo se combina y encaja perfectamente en este ambiente único. Mientras uno espera la deliciosa comida casera que ofrecen, puede disfrutar de las muestras de cuadros y fotografías que se renuevan mensualmente. Los domingos, su día por excelencia, tocan bandas por la noche que te hacen olvidar, sólo por un rato, que al otro día ya es lunes otra vez.
Lo conocí cuando fuimos a festejar mi cumpleaños el año pasado y se convirtió en mi gran favorito del barrio. De afuera sólo es un portón sin carteles, pero vale la pena animarse a tocar el timbre. Los precios son muy adecuados al lugar y la terraza en verano es imperdible, sobre todo en esas sofocantes noches de calor porteñas. Buenos precios y excelente atención de los mozos. Recomiendo averiguar por promociones de cumpleaños porque son muy convenientes. Una joyita para no perderse (y para mantener en secreto).