amo la bilbioteca nacional. pero qué pasa cuando querés tomar un café? vas a macedonio, haciéndote la hermana ocampo no reconocida y elegís una mesa, pedís la clave del wifi y un cortado. llega el cafecito y está quemado. bueno. te lo cambian, bueno. y todo así. no es caro y hay opciones para almorzar, nada muy sofisticado igual. pero vale la pena por estar en el medio de las plazas de la bilbioteca y eso solo lo hace bello. sólo eso.
Marcos Adrián P.
Rating des Ortes: 2 Buenos Aires, Argentina
Medio decadente. El lugar olía un poco a baño y es medio fresco, no invita a quedarse a leer. Pero se ve la plaza del lector por los ventanales, así todo mejora. Aunque resulta preferible irse a leer a una banco, siempre que no haga frio. Un cortado y una porción de brwonie, bien, aunque un poco carito.
Daniela R.
Rating des Ortes: 3 Buenos Aires, Argentina
Este comentario será breve como mi paso por el Café del Lector: necesitaba almorzar y cargar mi celular y estaba en la zona de la Biblioteca Nacional. Recordé mis tiempos de estudio y esta cafetería, que está al pie del edificio principal. Amplio y luminoso, funciona más que nada como lugar de paso de quienes van a la BN. Pedí el menú del día: tarta de zapallitos con ensalada + bebida + postre o café, $ 85. Esta rica, masa casera, llegó rápido a la mesa. Lo que es malo es el café, apenas lo probé. No rotundo. Hay muy pocos enchufes(no pude cargar mi celular porque las mesas cercanas estaba ocupadas) y tienen los diarios del día y revistas.
Natalia V.
Rating des Ortes: 2 Buenos Aires, Argentina
Debajo de la Biblioteca Nacional y en la Plaza del Lector podemos encontrar el Bar del Lector. Este es un espacio tranquilo y muy luminoso donde la gente(no necesariamente con un libro en la mano) se reúné para pasar el tiempo. Si bien podés encontrar en las mesitas de afuera o en el salón a varios disfrutando de la lectura mientras se toman un café o un rico jugo, también hay espacio para estudiantes llenos de apuntes, abuelos con sus nietos, grupos de señoras poniéndose al día o parejas mayores. Este espacio si bien no es masivo, tiene una buena oferta culinaria. Destacan el filet de trucha, los ñoquis al salmón, y la bruschetta de muzzarela y jamón. Pero la carta es bien completa y para los más simples hay milanesas o ensaladas(cuando lo visiten, pidan la Copa Bailey’s, no se van a arrepentir). Lo lamentable es la atención que raya con la desidia. Le resta muchísimos puntos unos mozos que no te dan bola y hacen la clásica de mirar al techo cuando los querés llamar. Además, por el precio que te cobran te tendrían que mimar como a un bebé. Si este detalle cambia, lo recomendaré, pero por ahora sólo les digo que si lo quieren conocer vayan y pidan un postre para compartir o un café y así se sacan las ganas. Nada más.