Esta fábrica de zapatos artesanal la conocí por mi abuela. Fanática de mandarselos a hacer a medida, me llevaba a esta zona de palermo, hoy tan top, cuando no había nada más que un montón de otras fábricas. Sigue estando en la misma esquina, con su local a la calle y sus modelos tradicionales. Desde la vidriera se pueden apreciar las botas altas, los tacos y las chatitas. Las señoras que atienden son muy amables y te ayudan a encontrar el cuero necesario, el talle indicado. El lugar parece quedado en el tiempo, no han invertido nada en decoración moderna y tienen los mismos sillones que hace años. Pero el calzado es realmente muy bueno y dan excelente resultado porque son eternos. Es ideal para madres y señoras mayores, porque para mi no hay ningún modelo que me encante como para invertir lo que salen. Suelen tener muchos en promoción por talles.