Cornelio

Buenísimo! Me encanta por lo bueno de sus platos, lo bueno del ambiente, lo bien que te atienden, y porque estan en mi barrio natal. La comida es buenísima, bien abundante, casera y bien presentada. Es genial.

Para mi es uno de los mejores lugares de Saavedra. Cuando quiero romper la rutina vengo acá. La atención es genial. La comida excelente y el ambiente es cálido.
Lo mejor del lugar? TODO! Uno debe hacerse el tiempo de probar todos los platos. Exquisitos!

Cornelio es mi refugio preferido cuando me canso de andar en bici por el parque. Le tengo un especial cariño porque en mi anterior trabajo colaboramos con los artistas que hicieron el mural que está en la esquina de enfrente, y solíamos ir todo el tiempo. Ese mural, bautizado por sus artistas como «Bestiario Besares» revivió esa esquina como pocas cosas pudieron hacer, inclusive más aún que el del Cabildo, también en una de las esquinas de esa encrucijada.
El menú de Cornelio sorprende para bien, con opciones muy elaboradas y otras reversiones de los clásicos con acento propio. La hamburguesa campechana, la ensalada de vegetales, las picadas, todo tiene un aspecto increíble y, los que probé, un sabor que acompaña. Los dulces no me gustaron demasiado (por ejemplo, el muffin de chocolate blanco no tenía demasiada gracia), pero los tostados y tostadas son muy ricos, así que si te va una merienda salada eso no resta en absoluto.
Algunas noches proyectan películas y recitales en el mural de enfrente (que tiene la esquina pintada como una pantalla blanca) así que es una buena opción ir tempranito, agarrar un banco afuera y pedir algún vino. Las proyecciones se ven un poco lavadas y tenues por la luz de la calle, pero crean un ambiente que vale la pena aprovechar a pesar de la poca calidad de la imagen.

Cornelio es una bocanada de aire fresco en un barrio donde abundan las propuestas de comida bien clásicas –parrilla, pizza y pasta– pero faltan las opciones de ricas ensaladas, hamburguesas caseras o bien pizza y pasta con gustos más jugados.
Su ubicación es inmejorable, justo en la esquina con vista al Parque Saavedra. Cuando el clima acompaña, nada más lindo que sentarse en la vereda a observar el verde, la gente que sale a correr, los perros paseando con sus dueños, las familias que van con los chicos. El ambiente es bien descontracturado y por las noches de frío ponen un toldo/​carpita con calefacción así que también es amigable en esas ocasiones.
Para comer, como decía, vas a encontrar muchas más opciones que en la mayoría de los otros lugares del barrio. Me encantó la ensalada con salmón y la hamburguesa campechana. Para tomar hay bastante variedad de vinos y cervezas.
En mi experiencia la atención es muy buena, bien personalizada… pero otra gente que fue después de mí me dijo que los tuvieron mucho tiempo esperando.