Distal Libros

La combinación libros y café siempre es un buen comienzo. SIEMPRE.
Distal es una cadena de librerías algo más pequeña que otros «monstruos» del ambiente. Los locales puede que no sean ni tan grandes o numerosos, pero dentro de lo que uno podría llegar a esperar es una buena alternativa.
Por el lado de la librería cuenta con una buena selección de material, tanto best-​sellers y lo «más hot» del momento junto a cosas más raras y quizás de no tan fácil adquisición. Secciones bien separadas y diferenciadas, con destacados presentados de forma correcta, sin llegar a molestar.
Así como algunas otras librerías han adoptado también la modalidad de funcionar como un café, el cual está muy bien separado en la parte del fondo de forma que una sección no interfiera con la otra. En este apartado uno simplemente puede sentarse a tomar algo mientras ojea algo o –por qué no– charlar de banalidades mientras las paredes rodeadas de libros interesantes los hacen sentir miserables. Los precios (a pesar de ser zona chetita/​turística) están muy bien, y si bien –por supuesto– uno puede encontrar mejores propuestas en lo que respecta a café/​te u otras infusiones, la cosa cumple.
Atención muy correcta, amena y –MUY IMPORTANTE– no invasiva.
Un lindo, pequeño y discreto oasis de sabiduría (you can quote me on this one), en el cual apoyar las pompis por un tiempo, y relajarse.

Distal es una de esas (pocas) librerías de cadena en dónde podés encontrar joyitas perdidas.
Tienen, además, muy buen stock de libros en inglés, así que si les gusta leer en idioma original, puede que acá encuentren libros que estén agotados en otros lados.
Los vendedores además son muy buena onda. Si estás buscando algo para regalar, te asesoran en base a lo que haya leído el destinatario del presente y no la suelen pifiar.
Además, si no tienen stock en esa sucursal, siempre se fijan por sistema en qué otra sucursal puede estar o si en algún momento vuelve a entrar. Y tienen lugar como para que leas algo, si tenés que hacer tiempo o te da curiosidad algún título y no te decidís en si comprarlo o no.

Me encanta por dos cosas: 1) Siempre encuentro los libros que busco, por raros que sean. 2) Los vendedores sí saben y sí te ayudan.
Está todo tan compactado para que entren esa cantidad infernal de libros en un espacio no tan cómodo, que es complicado encontrar algo vos solo. Pero cuando preguntás a alguno de los vendedores te ayuda con toda la paciencia. Son rápidos y eficaces.
Se puede leer al fondo, donde hay un espacio para ello, pero yo siempre he ido a las corridas.
Hay mucha variedad de Lonely Planets! En español, pero mucha variedad al fin!

No es superlativo pero si lo suficientemente bueno para ser recomendado. Se encuentra en el distrito turístico de Plaza Francia, sobre la peatonal donde mas salvajemente se percibe la desesperación lucrativa en busca de dolares, euros o muchos pesos para gastar. Pero esta sucursal, la de la calle Junín, es distinta, está justo en el límite antes de pasar la frontera a la competencia y oferta desenfrenada. La cuadra todavía es tranquila y transitable, sin que te estén enchufando folletitos de prepo.
Llama la atención desde afuera porque el frente no tiene una pared con puerta, está todo abierto y las mesas con libros y cd´s expuestos llegan hasta la vereda. Tiene un toldo rojo, arañas y muebles estilo victoriano que le dan un aire distinguido.
No es demasiado grande, pero tienen muchísimos libros, de la categoría que se te ocurra pedir. Al fondo, se ubica el café con mesas, un mini living y un pequeño jardín a techo descubierto. Podés ir a comprar libros o sentarte a leer el tuyo, o pedir uno que sin ningún problema te lo dan. En mi última visita, uno de sus vendedores, un señor mayor, con admirable predisposición trepó las escaleras y buscó entre los estantes lo que yo quería. Supo recomendarme y me ofreció llevarme todos lo que quisiera a mi mesa para leer sin apuro.
Si el plan es éste, tomar un café y comer algo rico acompañado de lectura, las propuestas de la carta son reducidas pero cumplen. Para la hora del té o el desayuno, tienen varios combos armados donde cada uno lleva el nombre de algún prestigioso autor, o sea que directamente decís «traeme un Cortázar, una Victoria Ocampo o un Bioy Casares, pero bien tostado». En cuanto a precios te recuerdo, estamos en el núcleo turístico de Recoleta. El resto imáginatelo vos.