El Pobre Luis

Fui a cenar a la Parrilla del Pobre Luis en jueves 11 de Febrero. No era la primera vez, pero quería aprovechar Unilocal para dejar una impresión personal sobre el sitio en cuestión.
El lugar está ubicado justo por fuera del límite del Barrio Chino, y no participa de ningún «polo gastronómico» de los que aparecen en diversas zonas de la ciudad. Eso representa un punto a favor, puesto que quien va a comer allí, va buscando justamente eso. Y dado que la cantidad de público era buena, es de suponer que el «boca a boca» les funciona muy bien.
La ambientación del lugar es costumbrista y casera. Quizás demasiadas camisetas de fútbol colgadas de los techos reducen un poco el espacioso local. Sin embargo, el ambiente es agradable y la atención dedicada y amable. Además es muy personal y veloz. El tiempo de espera por la comida es el esperable y tiene buena carta de vinos.
Cené el «plato fuerte» del restaurante: Pamplona de Lomo. La calidad de la carne es excelente. El plato es abundante y muy bien servido. Lo mismo el T-​Bone o bife angosto que es enorme. Las guarniciones y postres son buenos aunque en el caso de los dulces, no hay mucha variedad.
Veredicto: Excelente y recomendable.

Una gran parrilla, las pamplonas son las especialidad. Un poco invasiva la actitud del mozo que básicamente te trae lo que quiere, pero es una buena actitud para una parrilla.

Que parrilla por dios! Ubicada en pleno Belgrano, el pobre Luis es una parada obligada para todos los carnívoros.
El lugar es grande, tiene dos pisos, y esta lleno de camisetas de fútbol, algunas autografiadas.
La protagonista del lugar es la parrilla, donde se acomodan kilos y kilos de carne cada noche.
Paso a describir lo que pedimos: de entrada, fuimos por riñoncitos a la tela y provoleta completa (tipo a la napolitana). Tremendo, los riñones eran la gloria, con limoncito y chimi.
De plato fuerte pedimos la especialidad de la casa, la pamplona, algo así como carne arrollada rellena con queso y demás, pedimos una de cerdo y una de lomo, tremendo, uno de los mejores platos hechos de carne que probé en mi vida, acompañamos todo con papas fritas y papas a la crema, una delicia.
Y como nosotros nunca páramos, de postre le entramos al panqueque de manzana con helado de crema. Eso si, tomamos agua y coca light, nos estamos cuidando.
No dejen de ir, es un lugar al cual asisten muchos ex deportistas, hace mucho tiempo enzo francescoli era asiduo, ese dia me iluminó mi estrella bostera y me encontré con el gran mauricio chicho serna, campeón de campeones (porque Japón no es para cualquiera), y me lleve la foto, obvio.

La pase muy bien!!! La atención esmerada y las pamplonas un lujo. En la barra una experiencia inolvidable!!!

En mi opinion la mejor parrilla de Buenos Aires… recomendacion: obviamente la pamplona.

Mi pobre luis one love!
El dueño uruguayo, nuestro moso también. Destaco la gran atención de este lugar, muy atentos.
Muchos clientes que habitúan Frecuentemente, saludaban con un abrazo a los mozos. Ambiente super agradable
Entrada: Provoleta
Plato principal: pamplona de cerdo rellena PARA COMPARTIR! Después si se quedan con hambre piden otra, pero creeme que parece chica y es enorme
+espinaca a la crema
Postre mousse de maracuyá o en guaraní mburucuyá
Vestimenta informal con zapatillas, médicos que volvían de trabajar con ambo, aunque había de todo.
Especialistas en pamplona.
Ambiente muy agradable, decorado con camisetas de clubes, toda la onda. LUIS TKM

Desde el ambiente y la decoración a la esmerada atención es excelente. Ideal con amigos o familia.

Viva la vida, gran lugar para comer parrilla cómo se debe. Mollejas imperdibles y el asado y t-​bone hacen más bella la existencia.
Hay q guardar espacio xa el flan con dulce de leche!
El precio no es barato pero vale la pena xq es verdaderamente excelente y la atención acorde a lo que cobran.

El ambiente es ideal para ir con amigos. La comida en general muy buena, aunque es una pena q no tengan panplona de cerdo, que es la mas rica. La carta de postres es acotada, pero lo compensa la de vinos q esta bien.

Aún recuerdo cuando El Pobre Luis era una pequeña parrilla en la esquina de Quesada y Arribeños y su fama se expandía por el barrio gracias a los buenos cortes de carne y la asidua presencia de Enzo Francescoli. Hoy se trata de un Señor Restaurante en otra esquina no muy lejana a la de sus comienzos y un tremendo equipo de mozos y parrilleros.
El ambiente es de impronta futbolera: cuelgan camisetas de todos los equipos y las paredes se visten de banderines. Se llena siempre y no es para menos ya que la comida es excelente.
Conviene reservar porque se arma fila para esperar mesa a partir de las 21.30 hs.
La carta es casi toda de carnes pero hay otras opciones disponibles como pastas y ensaladas.
Nosotros pedimos pamplona de cerdo, ojo de bife, papas a la manteca y papas fritas. No hubo forma de comer todo y nos llevamos las mitades que sobraron a casa.
Los mozos son muy atentos y nunca nos perdieron de vista a pesar de que en un momento se llenó de gente.
Para volver varias veces.

La carne excelente (si, son los reyes de la pamplona, especialmente de la de Lomo), la ensalada genial. La traen ya condimentada y esto que puede ser polémico, termina resultando un acierto porque lo hacen muy bien.
Ahora, la panera daba lástima. Cuando pedimos «manteca o algo», nos ofrecieron chimichurri (!). La atención fue caótica. Trajeron la carne sin la ensalada, un plato primero que otro… Las cosas las iban solucionando pero decenas de mozos distintos que agarrábamos al paso. Y deberían acustizar el lugar porque cuesta escuchar al otro, mucho «bochinche».
Pero la comida muy bien.

El Pobre Luis es una muy buena parrilla que se encuentra en el barrio de Belgrano. El lugar es amplio, pero generalmente se llena bastante, por lo que hay que reservar o ir con tiempo o ser paciente. El salón es muy agradable y está lleno de camisetas, banderines y demás motivos decorativos del mundo del fútbol.
Pero bue, lo mejor de este restaurant –y que debería ser de cualquier parrilla en general– es la calidad de la carne y, por cierto, hay que decir que en El Pobre Luis se come muy bien y los platos son abundantes y de muy buena calidad, perfectos para acompañar con un vinito o para los que gusten también sirven tragos. En conclusión, el lugar resulta muy recomendable, eso sí, no es nada barato, pero vale la pena.

Es bueno saber que para comer buena parrilla no hay que irse a Puerto Madero o a Acassuso. El pobre luis es una de las joyitas de la gastronomia rioplatense y se encuentra en Belgrano. Es un lugar tranquilo al que concurre mucha gente (si no queres esperar, la reserva es mandatoria). No es barato pero tampoco inaccesible. La carne es siempre buena. En todas las veces que he ido nunca me tocó una porcion de carne dura. La coccion es perfecta. Se destacan las pamplonas que no es mas que una especie de minimatambre de vaca, cerdo o pollo, relleno con jamon, tomate, panceta, condimentos, etc. Yo sugiero un buen ojo de bife, perfectamente asado y con una consistencia que se puede cortar con el tenedor. Luis Acuña (su fallecido dueño) era un futbolero reconocido, por lo que el lugar esta decorado con cientos de camisetas de judadores de futbol dedicadas a Luis.
Suelen verse personajes famosos (ayer estaba Julian Weich). He leido reseñas de periodistas gastronomicos de primela linea que categorizan este lugar como la mejor parrilla de buenos aires.
Las mesas son comodas (grandes) y la atencion es muy buena y bastante rápida. Los precios: todos lo sabemos: si queres comer bien, tenes que pagarlo. Ayer pagamos cada pamplona $ 90, el medio ojo de bife $ 90. No tomamos vino porque los precios de la carta comenzaban mas o menos en los 90 pesos (para un vinito medio medio).
En sintesis, un lugar para ir y para volver. Lo rcomiendo!!!

Fantástico, no me canso de ir. La comida y el servicio son excelentes. Les recomiendo mucho la pamplona de cerdo.
Estaba Julian Weich comiendo hoy, no subo la foto por reglas del sitio.
El pobre Luis, un lugar donde HAY que ir, MUY recomendable.

Me encantó esta parrilla! Llegamos famélicos y enseguida nos sentaron y nos trajeron una panera con chimi churri que aplacó por un rato el hambre. Después tardaron un poco en traer la carta y ahí empezó a crecer nuestra impaciencia. Pero enseguida supieron calmarla con muy buena onda. Pedimos un chorizo de entrada que llegó rapidísimo y partido en tres, listo para nuestros tres estómagos hambrientos.
Después vinieron unas papas fritas a la provenzal muy ricas, tira de asado, bife mariposa y bife de chorizo. Todo estaba increíble, aunque este último medio grueso para mi gusto. Pero tal vez es cosa mía, que me gustan los cortes de carne más bien finitos. Las porciones eran súper abundantes y muy sabrosas.
Pedimos una botella de vino; para el tipo de lugar que es –parrilla onda barrial– había bastante variedad. Y una cerveza holandesa muy buena.
El ambiente es genial: muchas camisetas de fúbtol, un horno antiguo, artículos de distintos diarios sobre el restaurante. Todo esto, más la atención bien atenta y amena, hacen de la parrilla un lugar al que hay que ir en Buenos Aires. Definitivamente, Luis de pobre no tiene nada.

Sin duda una de las parrillas que deben ser visitadas en tu visita por Buenos Aires, y si vivís acá, que estas esperando?
Esta parrilla que como bien cuenta Manuel y para no ser reiterativo tiene una decoración futbolera,
En todos estos años, han demostrado tener carne de primera calidad, que se sirve siempre a punto, obviamente quienes prefieran otro tipo de cocción tendrán que pedírselo al mozo. La atención es cordial, y siempre intentan que uno quede satisfecho, te aconsejan que conviene comer, cuanto pedir, sobre todo teniendo en cuanto que es un lugar caro. Como para ir muy de vez en cuando.
La vedette del lugar es la Pamplona y las mollejas son riquísimas. Después todos los cortes sinceramente son dignos de ser probados.
No suele estar tan lleno de gente como años atrás por lo cual encontrar una mesa no es tan difícil. Algún viernes me toco ver mas gente de lo normal pero tampoco al extremo.
EL lugar es de fácil acceso y se puede ir con amigos, parejas, familia

Fui a comer a El pobre Luis con mi familia un Martes a la noche con bastantes expectativas proque mucha gente en la que confío plenamente a la hora de sentarse a la mesa sólo tenía elogios para con el lugar y tenían MUCHA razón. Llegamos alrededor de las 10 de la noche y por suerte conseguimos mesa enseguida. El lugar es muy grande, decorado con camisetas de fútbol, rugby y básquet colgadas del techo, además de fotos de Luis con todo tipo de famosos.
El mozo que nos atendió, uruguayo como Luis, me pareció un tanto confianzudo pero no por eso desubicado y la verdad que laburan muy bien. De entrada pedimos unas mollejas (medio escasa la porción para mi gusto pero la verdad que exquisitas) y un matrimonio (chorizo/​morcilla) que salieron enseguida y de primer plato ojo de bife, una batata al plomo para mi madre que come como pajarito, y yo pedí la estrella del lugar, Pamplona. Para el que no sabe lo que es, se trata de un pedazo de carne enrollado (puede ser lomo, pollo o cerdo) relleno con queso, jamón, morrones y aceitunas. Una bomba.
Entre los comensales había de todo: grupos de amigos, familias y parejas y realmente la pasamos muy bien. Para el postre los demás insistieron en compartir algo que para mí no hay que pedir, que es Budín de pan pero esta vez no puedo decir absolutamente nada porque estaba buenísimo. La parrilla está bien ubicada, en una calle no tan transitada a esa altura como es Arribeños, cerca de Libertador y de la Estación Belgrano C (Barrancas/​Barrio Chino) del Tren Mitre y lo único que tengo para criticarle es el precio, que si bien se justifica por la calidad de toda la comida, no es como para ir a comer tan seguido.
Ah! También tienen una barra muy canchera adelante de todo, justo al lado de las parrillas, donde te podés sentar a tomar algún trago mientras esperás la mesa o después de comer.