Elite Chocolates

Elite es un clásico de clásicos. Y en este caso, esto es algo completamente positivo, porque esta chocolatería ha sabido mantener su calidad, nombre y prestigio a lo largo de más de 70 años. Soy fana del chocolate y sé de lo que hablo.
A diferencia de otras chocolaterías que se distinguen por su packagin a expensas de la calidad y el sabor de los productos que venden, en Elite el chocolate es el protagonista. El lugar es cero pretencioso justamente por eso: apuntan a venderte chocolate de verdad, bombones con ricos rellenos, tabletas sólidas de distintas variedades, trufas bien consistentes.
Se especializan en esto y no pretenden ser modernos ni innovar con productos nuevos. Pero en ello se basa su encanto, en el viejo estilo. Si querés hacerle un regalo a alguien que ame el chocolate y aprecie la calidad por sobre todo lo demás, éste es el lugar indicado. Lo bueno del packagin es que su sobriedad old school le da un toque retro y divertido.

Yo creo que Elite es lo suficientemente viejo y lo suficientemente conocido como para afirmar que es ya un clásico porteño. Si tenés que ir a una casa, si tenés que agasajar a alguien o simplemente por gula, Elite es una chocolatería excelente que, aparte de hacerte quedar bien, va a producir sensación por lo ricos y buenos que son los chocolates.
Esta es la casa matriz, pero aparte tiene otras sucursales, en las que se consigue más o menos lo mismo.
Mi favorito: las lenguitas de gato. Cada vez que alguien compra de estas en casa, nos volvemos todos locos. Las de chocolate amargo son UNA LOCURA y me resulta re simpático que tengan un dibujo de un gatito sellado en el chocolate.
Es para tenerlo muy en cuenta.

Todo fanático de los chocolates debe casi obligatoriamente tener sus chocolaterías favoritas donde invertir unos buenos pesos en chocolate de calidad. Yo tengo dos que amo con mi alma: Vasalissa, y Elite.
Elite fue fundada hace 70 años por un padre y su hijo, ambos alemanes. Se instalaron en el local de Belgrano que fue el primero en Buenos Aires (hoy en día cuentan con 6 negocios) y su clientela eran básicamente suizos y alemanes. Estos fueron los que comenzaron a esparcir la bola de lo maravillosos que eran estos bombones y trufas. Y hoy es una casa selecta y reconocida a donde no dudo ni un segundo en ir.
Suelo visitar Elite con mi abuela. Es una señora que todos los meses se junta con sus coquetas amigas a almorzar en restaurantes exclusivos y se hacen regalos entre ellas, todos los meses. En una oportunidad me pidió que la acompañara aquí y fuimos. Fue la primera vez que iba. El local es hermoso y da la sensación de ‘mejor me comporto acá’ porque es muy silenciosa y elegante. Toda blanca con estantería de vidrio.
Hay cajas de bombones, trufas, tabletas, surtidos (la vida entera), y cositas especiales para celebraciones, con figuras, navideñas, papa noeles, conejos de pascua, y corazones para san valentín.