Eloísa

Este café me gustó mucho. Su estética y oferta no se encuentra por la zona que predomina en cadena de cafés o panaderías jugadas con café.
El lugar es bastante grande y espacioso aunque gran mayoría sus mesas son para dos más que para cuatro.
La carta es amplia. Tienen medialunas, budines, galletitas, muffins, torta, etc. Para el almuerzo hay opciones de ensaladas y tarta, sencillo. Probé el capuccino con porción de torta que era $ 90 (mayo 2016). De torta elegí cheesecake que era bien casero en mi opinión pero sentí que el queso era más fuerte que el que yo estoy acostumbrada a cuando lo cocino o pruebo en otros lados; la salsa de frutos rojos era una mermelada deluida, los re entiendo porque yo también lo hago así (si sos exigente estás siendo avisado). Otras opciones eran lemon pie y apple crumble. El capuccino estaba riquisimo, en el punto exacto para empezar a tomarlo, nada de ponerse a esperar a que se enfríe.
La atención fue muy buena y la entrega del pedido veloz aunque al momento de pedir la cuenta el único muchacho de mozo lo vi irse al baño de hombres a limpiar y no había nadie más. Me levanté a pagar y una chica amablemente me atendió y comentó los horarios de atención, ya sé que casi nadie anda en esa zona pero los sábados también abren de 8 a 18 hs. Ahí pude apreciar el resto de la pastelería, muy bien presentada y de aspecto bien casero.
Lo único que deja un poco desanimado a uno es el aspecto del baño y que también hay dos para mujeres pero disponible había uno solo.

Qué lindo comer tortitas en Eloísa. El lugar es súper tranquilo y los precios más que razonables. Tienen mucha variedad de tortas y postres, y también platos salados como sandwiches. La atención muy buena. Hay pizarrones con unas ilustraciones bellísimas de las limonadas y jugos frutales. Al lado de la caja hay especias, tés, aceites y otras cosas para comprar muy lindas.
Ideal para merendar una tarde fresquita.

Un bar a lo Palermo en Balvanera. Agradable, con buenos precios y muchas cosas ricas para probar. Le estarían faltando enchufes si querés ir a trabajar.

Tengo sentimientos encontrados con Eloisa:
Por un lado creo que es el mejor lugar de la zona, porque se come rico, los precios están bien, la decoración es agradable y se pueden adquirir productos para llevar a casa y cocinar. Pero por otro lado, la atención es bastante mala, las sillas incómodas, no hay suficientes enchufes, no siempre anda bien el wifi, no aceptan débito y los baños son de terror.
A raíz de estos detalles (que son fundamentales) siempre lo pienso 2 veces antes de ir. Está bueno, si, y como punto de reunión está bárbaro, pero no siempre vale la pena la incomodidad.
Está muy bueno todo lo que ofrecen en materia de licuados y jugos: siempre con frutas frescas, combinaciones inteligentes de ingredientes y vasos grandes. Destaco eso por sobre todo.
Vayan y prueben, quizás las cosas en contra van mejorando de a poco…

Es un lugar muy para ir y relajarse. Tienen muchísimas opciones de comida sana. Hoy pedí la promo del plato del día + bebida + postre con un costo de $ 100 lo cual me pareció genial. El pastel de papas lo sirvieron en una especie de plato como de arcilla lo cual le daba un estilo por norteño. De sabor estaba muy bueno y con mucho condimento (amo las comidas con estas características). tienen opciones amplias para batidos con frutas y luego están los frappccinos tal cual la palabra como en Starbucks, mezclan café leche hielo y algún sabor. El café que vino al final no fue de lo mejor pero tampoco de lo peor, podría decirse pasable. Cuentan también con una estantería para comprar sus productos, desde budines tortas hasta aceites condimentos y teteras. Los sillones del fondo luego de comer invitan a dormirse una siesta de lo cómodos que son !

Con Eloisa tengo sentimientos encontrados. Hay que admitir que suma muchos puntos su ubicación, una zona en donde la cantidad de cafés delis es prácticamente nula y te tenes que conformar con cadenas como Martinez, Coffee Store, Balcarce, etc.
El lugar es lindo, cómodo y cálido. Las veces que vine fue para estudiar porque es tranquilo. La atención esta bien, aunque a veces demoran en atenderte o servirte. Hay sillones cómodos y mesas espaciosas.
La parte de la pastelería esta muy bien. Tengo recuerdos gratos del budín de limón y del de naranja. Lo salado, al menos las veces que fui yo, fue meh. Las ensaladas me parecieron escasas y comunes. Las tartas creo que son lo mejor que tienen PERO cuando pedí una de espinaca con queso brié… La espinaca todo joya, pero el queso eran dos fetas frías sobre la tarta. Gratinala papu, o al menos calentá el queso un poquito, no es un gran esfuerzo. Por esta razón no le pongo una estrellita más.
La limonada es muy rica!
Hace un tiempito que no me paso, voy a volver a almorzar a ver como anda el tema con las otras tartas: p

Naïf, vintage, healthy.
Este lugar es mi refugio cuando tengo que estudiar y quiero comer rico cerca de la facultad (también está Starbucks pero es muy artificial todo)
Este lugar es muy acogedor. Tiene mesitas, sillones, los días de sol le entra bastante luz, es cómodo, suele ser silencioso, la atención es buena y los precios razonables.
Se puede pedir comida para llevar y tienen un pequeño espacio de tienda con productos tipo sales, budines, condimentos, etc.
Probé: tartas caseras, milanesas de berenjenas, budines (todos increíbles –recomiendo el de limón y yogur-​), carrot cake, lemon pie y brownie. Tienen tostados, sandwichs y muchas tortas y muffins.
(El viernes comí una tarta de brócoli que la explotaba)
La limonada es muy recomendable, también venden aguas y gaseosas. El tecito también (tienen en hebras)
Las dos cosas por las que no puedo calificar con 5 estrellaa: baños muy pequeños, falta de enchufes para cargar celular/​notebook (es una zona muy oficina/​facultad, podrían implementarlo) y lentitud. A veces las mozas no alcanzan y demoran más de lo esperado.
Recomiendo ir con tiempo (excepto que quieran pedir para llevar, ahí es más rápido) y sentarse cerca de la ventana. Llevar un librito o bien agarrar un diario o revista de las que tienen disponibles.

Eloisa me gustó porque en la zona es raro encontrar este tipo de lugares. Es un espacio de onda más palermitana, en la zona de los viejos cafés o de las cadenas.
El local es un viejo espacio que se lo intentó lookear con un poco de onda: almohadones en las sillas, un sillón y mesa baja, lamparas vintage.
Se destacan por la pastelería. Se pueden encontrar tortas, budines y muffins. Además, tostadas y sandwich.
Me gustó mucho encontrar este lugar en la zona.
Tienen wi-​fi.

Teníamos ganas de un café y estábamos por la zona, de afuera el lugar no dice demasiado.
El bar desentona con la zona, es más onda san telmo. Mi novio pidió una porción de torta que le encantó, yo comí tostadas así que no puedo opinar mucho (que tan mal pueden estar las tostadas?)
Hay wifi pero no reciben efectivo, buen lugar para hacer tiempo, estudiar o algo tranqui.
Buenos precios y un míni almacén variado para comprar algo a la salida.

Caminaba «embalado» hacia otro lugar recomendado en el barrio, y me encontré con este local, luego de un agresivo «relojeo», me tentó una limonada que estaba en la pizarra.
Entre y ocupé una mesa que estaba en la ventana que daba a la esquina de Perón y Rio Bamba, lo que pasó por dentro fue muy normal, tanto la atención como los gusto.
Pero me llamó la atención una pareja que se estaba besando ubicados en la intersección de mayores puteadas por metro cuadrado, provocada por los transeúntes y choferes, la sensación de ese momento fue algo así como Robert Doisneau
El local se ganó sus merecidas estrellas y mi recomendación para volver a probar sus licuados y limonadas. Además el salón está muy bien ambientado, buena música y comida rica.
Antes de irte, podes comprarte algunos de los productos de su almacén, como azucares de diferentes gustos, muchas variedades de te y condimentos para tu cocina.

Mi segunda impresión de este lugar fue mejor que la primera.
Cuando lo inauguraron, hace pocos años, se trataba de un bar que se daba fama de francés (de hecho tenía muchos carteles en ese idioma), pero su gastronomía claramente no lo era. Además de los típicos toldos en rojo y blanco que le daban un toque parisino, las fuentes antiguas que se veían desde las vidrieras llegaban a confundir el target del lugar.
Hecha esta aclaración, se trata de un bar que está buscando posicionarse y ofrece un servicio acorde a lo que en esa zona se necesita: un lugar descontracturado para tomar algo, estudiar con compañeros, hacer un alto en el camino o quedarse leyendo las múltiples revistas que ofrecen.
Es un espacio con techos muy altos, pintado por dentro de un bordó polémico.
Las veces que fui siempre pedí licuados de diferentes combinaciones. Podés armar el mix que quieras.
Tienen muchas variantes para comer. Y muchas cosas dulces y ricas que tienen una pinta bárbara.
La atención es muy buena y tienen wi-​fi.
Es una alternativa posible para los alumnos del CUI de Junín, ya que el buffet de esa casa de idiomas se está tornando ca-​rí-​si-​mo.