ENERC

Fui a una charla sobre la carrera de Realización Cinematográfica y salí aún más encantada que antes.
El lugar es hermoso, de techos altos y piso brillante. Estuve en una sala de proyección que podría llamarse microcine. Me quedé con ganas de ver más lugares y de, si tengo suerte, poder estudiar ahí.

Mi experiencia con el ENERC es de fiel espectador. Nunca tuve que ver con su pata académica pero a juzgar por sus alumnos, egresados y profesores estamos hablando de una de las mejores escuelas de cine del país. La enorme cantidad de veces que pasé por su edificio fue para hacer archivo en su biblioteca, si vas de buena onda y le explicás bien lo que necesitás a los copados que la administran, te dejan usarla sin problemas.
El archivo del ENERC es genial. Tienen todos los heraldos del cine argentino de las últimas seis o siete décadas, inclusive los que fueron secuestrados por las distintas dictaduras. También tienen casi todos los números de Esquiú y muchas otras revistas de cine que quedaron en el olvido.
Al margen de eso, el grupo humano que la administra es un verdadero golazo en cuestiones de saber. Muy recomendable para cualquier tipo de investigación en torno al séptimo arte.

La ENERC es la institución pública estatal para estudiar cine en Buenos Aires. De difícil ingreso, una vez que entrás a alguna de sus carreras te tratan como a un príncipe (porque al ser pocos estudiantes, son muy «mimados»).
De aquí salieron grandes como Lucrecia Martel o Fernando Martín Peña, entre otros.
Ofrece varias carreras: Realización, Guión, Montaje, Sonido, Fotografía, Producción y Dirección de Arte, que es nueva.
Sito en la esquina de Salta y Moreno, su edificio histórico con olor a madera tiene un auditorio hermoso donde se da el ciclo Filmoteca.
La biblioteca, de acceso público, está manejada por cinéfilos (no por burócratas como en muchas otras bibliotecas de la ciudad) que además son muy generosos y atentos. De esa gente que si vas varias veces en el mes se acuerdan sobre qué director estás investigando. Adrián y Julio –por mencionar algunos– se llevan todos mis aplausos.
Cursé hace algunos años un taller de cine y teatro argentino en el marco del CEFOPRO. Hoy ya no existe este organismo, pero se siguen dando cursos abiertos a la comunidad. Hay que estar atentos a las fechas de inscripción apenas arranca el año.
Es un muy buen espacio para fomentar el cine argentino.
Y hasta los de seguridad tienen buena onda.
Así que hay que aprovecharlo y cuidarlo, para que siga muchos años más.