Le Bistrot

La verdad es que voy porque curse ahi, es un restaurante que por màs cool que digan que es, NO me lo parece.
Realmente esta escondido al final del pasillo del 1er piso… a lo sumo tiene de lindo sus ventanales… pero hasta el cafè te lo dan quemado.
Algun que otro cuadradito de torta suele ser rico, pero precio no vale lo que comès ni tomàs.

Fui con bastante expectativa a desayunar. Si bien el lugar es lindo, la atención y lo que ofrecen deja mucho que desear.
Un café mediocre y opciones de «cuadraditos» dulces y pasta frola para acompañar.
De francés sólo el nombre…

Le Bistrot está escondido en la planta alta del edificio de la Alianza Francesa (sede Avenida Córdoba). La verdad, llegué de casualidad ya que había caminado todo el día, estaba cansadísima y necesitaba merendar ALGO.
El lugar es muy cómodo, pintoresco y luminoso, pero a la hora de merendar se complicó. En la carta ofrecían ítems típicos de pâtisserie francesa que sonaban súper tentadores, pero no estaban disponibles en ese momento. Una lástima. Terminé pidiendo un café con leche con un bocadito de avena.
El sistema para pedir es un poco engorroso ya que tenés que pedir las cosas en la barra, pagás ahí y recién después podés ubicarte.
Seguramente es práctico para los chicos que estudian en la Alianza y quieren tomar un algo durante un break entre clases, pero no creo volver a merendar ahí.

Muchísimo más de lo que se espera como comedor de un instituto de enseñanza de idiomas, un poco menos de lo que uno se imagina como elegante restó francés.
Para llegar a Le Bistrot hay que atravesar el salón de exposiciones y el pasillo que lleva a las aulas del primer piso de La Alianza Francesa. Doblando el pasillo primero nos recibe un mostrador-​patisserie con venta de café. Desde ahí sorprende pasar al restó propiamente dicho, con un vitraux imponente y clima íntimo.
Forma parte de esa clima es la oscuridad del lugar. Si es un día espléndido o una jornada gris es fácil de olvidar a los 5 minutos de entrar. En el corazón de la casona, completamente aislado de la calle, es un oasis en el centro.
Sólo abre al mediodía (tiene el mismo horario que la Alianza) y tiene una carta completamente francesa. Claro que no todos los platos están disponibles todos los días, por lo que es conveniente dejarse sorprender por el menú del día.
Es ideal para un almuerzo de semana entre amigas o con mamá :)
Tiene clima romanticón y está en el centro, zona oficinas, sin ventanas cercanas, por lo que se vuelve una buena opción para los picarones que por alguna oscura razón no quieren ser vistos.
La vez que fui la atención me resultó un poco lenta. No es la opción más barata para almorzar, pero es una propuesta por completo distinta a todo lo de la zona.

La Alianza Francesa se construyó en lo que antes era un petit hotel de la familia Castex. Y Le Bistrot se ubica en el primer piso, en uno de los pocos lugares de la casona que conservaron la estética original: el jardín de invierno.
La idea del restaurante es que los estudiantes que van a tomar clases de francés puedan comer platos franceses a precios razonables, es parte de fomentar la cultura de este país.
Entre los clásicos de la carta se encuentra la sopa de cebollas, que según los que saben es una de las mejores de la Ciudad. Para la hora dulce tienen Canelé y pain au chocolat.
Solo abre al mediodía y ocasionalmente por las llamadas «noches francesas», en las que se sirven platos complejos magret de pato y confit de Canard. Estén atentos y traten de ir, realmente valen la pena.
Como está dentro de una institución educativa no se sirve alcohol.

Acá es comida francesa. Básicamente porque es el bistró que se encuentra adentro de la Alianza Francesa.
Podes desayunar, almorzar y tomar el té. Siempre que esté abierta la alianza, está Le Bistrot. Lo más hermoso que tiene dentro del pequeño restorán ubicado en el primer piso al fondo, es un vitraux que funciona como ventana y sus colores pasteles hace que le de al lugar una luz muy hermosa.
La chef que cocina en el lugar estudió gastronomía en Francia, por lo que se especializa principalmente en ese tipo de comidas, aunque algunos platos tienen influencias argentinas, como la milanesitas de muzarella. Yo recomiendo el souflé de queso relleno de brócoli con salsa fileto por arriba.
El menú es bastante acotado en realidad. Si bien cuando te dan la carta, es extensa, por día tienen marcadas las opciones de los platos que tienen, ya que no siempre tienen todos los elementos de todo el menú para cocinar.
Por otro lado, para tomar el té, tienen distintas delicatessen al estilo francés, pero, como les decía, con su toque argentino. Para tomar el té y almorzar, está ok.