Andaba por la zona y buscaba dónde almorzar sin que me arrancaran la cabeza. Vi un cartel en la puerta con muchas promociones de almuerzo, y decidí probar suerte. Al fin y al cabo quería gastar menos de $ 100 y no veía otra opción por ahí. Es un café chiquito, tiene algunas mesitas adentro y otras afuera, pero como estaba fresco decidí optar por las de adentro. Tienen todas las mesas ubicadas alrededor de un larguísimo sillón, por lo que me pude acomodar con todas mis cosas muy cómodamente. Enseguida me trajeron la carta y me señalaron las promociones, que también están escritas allí. No es un restaurante, hacen sándwiches, tartas, empanadas, minutas, pero tenés bastantes opciones. Me pedí una«tarta grande»(es la individual, porque las chicas me dijeron que eran como empanadas abiertas, tipo canastitas) de calabaza y queso, muy sabrosa, con una bebida, que podía ser gaseosa línea Coca, aguas saborizadas o agua. Gasté $ 72, por algo que en locales cercanos pedían mucho más. La atención fue muy cordial de parte de las dos mujeres que atienden el lugar, muy atentas a todo, y se nota que hay gente habitué, porque saludaban afectuosamente a algunos clientes. No es wow, pero para almorzar sin gastar demasiado, está bien. Debo reconocer que no entendí el nombre del lugar, tiene una tipografía extraña el cartel de la puerta, y dudo entre Lusso y Luggo. Me dio vergüenza preguntar: P Ah! Sólo efectivo por ahora, dicen que próximamente tendrán posnet.