Este lugar genera controversia, o la gente lo ama o lo odia. Su dueño Mauro es un tano calentón que tiene una serie de reglas para el que va a comer a su restaurante: no pedir más queso del que trae el plato, las salsas están pensadas para cada tipo de pastas así que no intercambiarlas, el plato de mariscos no lleva queso, la pasta es al dente, etc. Algunos no están al tanto de estás reglas, por lo que es normal presenciar alguna que otra discusión entre Mauro y un comensal. Me pedí un plato de pasta con salsa de tomate que estuvo bien pero no me voló la cabeza. Vayan y prueben la lasagna, es pequeña pero súper potente. De postre hay panqueques.