Mauro.it Ristorantino

La comida es muy buena. La atención es pésima. Es una lástima que tengan tan malos modos, porque la comida es muy rica.

Hoy fui al mediodia. Me atendieron los dueños de muy mala gana. Estaban todo el tiempo chateando y ni me miraban. Despues de varias insistencias me atendieron Luego con mi novia pedimos unas bruschetas de entrada y luego una pasta. La dueña me dice q me tiene q cobrar 50 pesos por compartir la pasta, a lo que yo le digo que pedimos una entrada y un plato, de mala manera me dice que igualmente lo tenia que pagar porque era un lugar de pastas y no de bruschetas. Despues de un rato, se ve que razono me dice q los 50 pesos no me los van a cobrar. Los plato super mediocres, sin gusto. Luego pedi la cuenta y me fui. Todo el tiempo sentí que molestaba y que se querían ir a dormir la siesta.
No se lo recomiendo a nadie.

Llegamos acá con mi familia luego de que mi madre leyera una recomendación del lugar en el diario. Queda a pocas cuadras de mi casa y había pasado por la puerta en contadas ocasiones, sin embargo nunca me había sentido tentada a entrar.
Con mucha desconfianza entramos a ver que hacía a este lugar tan famoso. Para empezar, Mauro esta atendido por su dueño y la familia del mismo, lo que ya te da cierta confianza; sumado a esto, Mauro es italiano, se te sienta en la mesa apenas entras y te recomienda los platos que si o si vas a tener que probar, te explica como funciona el menu y, a los gritos, pide la comida a la cocina.
En
se habla italiano, y ese detalle te transporta automaticamente a Italia, pero si eso aún no te convence, espera a que lleguen los platos. Pedimos lasagna de espinaca, spaghetti con pesto y lasagna de carne. Puedo dar fe de que el pesto es la estrella de la casa, todo estaba rico, pero el pesto es increíble, nada tiene que envidiarle a los varios restaurantes en los que comí en Italia.
Quiero volver, llevar a todos mis amigos, a toda mi familia, a todo el que ame la pasta, a comer a Mauro.

Si hay algo que me gusta son las pastas, pero acá se las arreglaron para que tenga ganas de pedirme un asado. Arrancando porque el lugar es mega chico y las mesas están tan pegadas que sentís que estás compartiendo la cena con todos, que sólo podes elegir la salsa y ellos eligen la pasta (que misteriosamente siempre fueron mostacholes que tranquilamente compras en coto) y que no podes pedir más queso sin sentirte que estas cometiendo un delito, mejor comer en unas de las parrillas cercanas.

Ir a un restaurant y que te caguen a pedos y encima te guste es raro no? Esto es Mauro it… un tano malhumorado que te compra desde ese lado y la atención que te da al recomendarte que comer según tus gustos. No aceptan tarjetas, el lugar es chiquito pero lindo. De entrada comimos una burrata increiiiibleee y unas bruschettas riquisimas. Las pastas muy ricas y si le faltaría mas onda a los postres, los tienen en moldes plastidos que te la baja un poco y de sabor nada de otro mundo, normales.

Para mí es uno de los mejores lugares para comer pastas de Buenos aires. Empiezo por el final para que quede claro jajaja
está ubicado en una calle muy tranquila de Belgrano, es un local con pocas mesas, con una decoración de bodegón tano muy acogedora. Sin nada de lujos, el lugar está puesto para que te sientas cómodo. Cuando el clima lo permite, también ofrecen mesas afuera para sentarse y disfrutas del aire puro porteño.
Para el desprevenido que no haya ido a
, busque primero el capítulo de Seinfeld del soup nazi (argentino por cierto el hombre) y trace un paralelo con pastas. Más allá de las 4 entradas que podés (te dejan) elegir, el concepto de pastas es que vos elijas una salsa y la pasta que te sirven es la que mejor va con tu elección.
Otra característica que tenía (pq ahora ha cambiado), es que las pastas venían con el queso parmesano «sugerido» por el cocinero. Esto quiere decir que si querías agregarle queso, tenías que pagar una moderada suma de $ 300 o algo así (y me comentan que hubo gente que lo pagó y se acordó de las madres de todos los empleados). Ahora recapacitaron, y el queso extra sale solo $ 50.
Yendo a los postres, hay 5 opciones creo y todas muy buenas.
Mis recomendaciones:
Entrada: la burrata
Pasta: las cintas con pesto y gorgonzola
Postre: el tiramisu
Precios: Normal, 2 personas compartiendo entrada, con un plato para cada uno, y un postre compartido, una bebida y una copa de vino, $ 550. No es una ganga, pero no está mal.
Dato: Siempre había que reservar pq se llenaba, pero la última vez que fui estaba sorprendentemente vacío. Por las dudas reserven

Lo admito no soy amante de la pasta!
Una vez escuche hablar de mauro, esta a un par de cuadra de casa, y decidí ir un día, lo primero que recibí fué una amenaza de la dueña, diciendome que guardaramos el celular o lo meteria en una bolsa plastica, pensabamos que era un chiste hasta que la vimos acercandose con la bolsa, y todas obedecimos, es que a veces se nos olvida que podemos hablar en vez de teclear, agradecí que me lo recordaran.
Hablemos de la comida, yo queria la que tenía cositos de mar y me atreví a decirlo en voz alta: y ponerle mucho queso, a lo que la dueña me señalo muy seríà la pizarra, donde decía que a la pasta di mare, no SE LE PONE QUESO!, por lo que me decidí a elegir una a la que si me permitan ponerle queso.
La verdad que la pasta estaba excelente, uno elige la salsa y ellos eligen la pasta (me parece justo ya que ellos son los expertos) no dejemos nada al azar! las porciones son justas y los precios y calidad valen la pena. Es un lughar muy caserito, donde de fondo se escucha a la esposa de Mauro darle ordenes desde la caja, y el gritando desde la cocina (nada que no haya pasado en mi casa).
Si no te gusta recibir ordenes no vayas! (pero de vez en cuando no viene mal dejarse guiar por los que saben)
Lo positivo: La calidad de la pasta, el sabor/​/​/​y que al final salga maurito y te recomiende unos postres.
Lo negativo: Sólo en efectivo (no me molestan los gritos de la Sra. en parte es lo que los hace únicos).
Menú: No pidan el tiramisú.
Volveré!

La pasta es la mejor que probé. El sistema es así: pedís la salsa y mauro te trae la pasta. No esperes que te traten con demasiada amabilidad, no aceptan tarjeta y las porciones son justas. Pero de nuevo, no existe en Buenos Aires mejor pasta que esta.

Riquisimas pastas! Bien italiano. Lugar pequeño pero eso es lo mas lindo. Riquisimo el tiramisu! Vayan preparados para dejar que el que sabe es el que recomienda! Uno no elige las salsas sino la oasta y quedense tranquilos que lo serviran con la mejor salsa para esa pasta! Confiar!

Salvo que quieras comer pastas secas y pagar en efectivo, este lugar no es para vos.
Para mi no es, no aceptan tarjetas (debito debería ser obligatorio) y no esperes la factura tampoco.
La comida está bien, pero lo único que podes elegir es la salsa, porque el plato es único, pasta seca. Nada de pan ni queso rayado extra fuera del que ya viene servido en el plato.

Ir a lo de Mauro es toda una experiencia. Dramático y malhumorado de ratos pero te compra cuando se sienta en tu mesa y te recomienda que comer después te charlarte un ratito. Tano típico y griton. La comida es espectacular. Sobretodo las lasagnas y burrata de entrada. El lugar es sencillo, chiquito y sin demasiada decoración. Te despachan rápido. Lo mas importante es que ni se te ocurra pedirle a Mauro que te traiga queso si la salsa tiene mariscos, en serio.

Great pasta, seriously comparable to what I have had in Italy… but, they place did not have a good vibe. There were so many rules posted everywhere, on the menus, on the walls, I was afraid to breathe.
For example, I understand that the chef does not want you to have grated cheese on seafood pastas, but why make it a rule with a big nasty sign in the restaurant. If someone has a strange palate, or no taste, or is just weird and likes cheese on seafood pasta, let them be.
What other nearby Italian places lack in micro perfection in pasta, they more than make up for with the warmth of the staff and comfortable feel of the place.

Este pequeño restaurant italiano de Belgrano tiene dos grandes y notorias características que lo hacen de esos lugares que no se pueden olvidar tan fácilmente. En primer lugar hay que decir que la comida es muy buena y a pesar de no ser nada económico realmente vale la pena porque las pastas o bruschettas que ofrecen son excelentes, siendo la lasaña un lujo.
El otro punto peculiar de este lugar puede ser un tanto contradictorio y a muchos les puede caer muy mal, aunque para esto les recomendaría que primero vean la serie Seinfeld ¿por qué? Bueno, uno de los personajes inolvidables es el Nazi de la Sopa, un tipo que vendía un producto increíble, pero que atendía muy mal a sus clientes. Bueno, en
Ristorantino, están los Nazis de la Pasta, esa gente que en vez de atenderte bien siente que vos les tenes que agradecer por el placer de que te dejen comprar y comer sus deliciosos platos, onda que tienen un menú con un montón de reglas que se deberán cumplir, por ejemplo dicen algo así como que los platos vienen con la cantidad justa de queso rallado y no se puede pedir más y listo. Otra anécdota genial fue cuando habíamos terminado de comer y la moza preguntó si queríamos postre, al ser negativa nuestra respuesta, dijo en voz alta –medio enojada– «¡No, postre!», como diciéndose a ella misma «Estos giles se lo pierden».
En fin, no es para cualquiera, puede ser muy bizarro y siempre está re lleno, pero ¿vale la pena… y, sí: LAS PASTAS SON GLORIOSAS.

Uno de los clásicos «comé bien-​te trato mal» de Buenos Aires.
Es chico (reservar antes de ir) y agradable. Menú acotado y reglas propias: elegís la salsa y ellos el tipo de pasta. No pidas queso extra (coincido en el abuso de los argentinos) porque te lo cobran $ 380 pesos. Si te lo dan.
Las entradas fueron sublimes –burrata y bruschettas– y el tiramisú aún mejor. La pasta –al vero punto italiano– es muy buena.
Ir sin mucha hambre, con paciencia y efectivo.

Llegué a este restaurant por consejo de una amiga que me lo recomendó. Es un lugar 100% pasta, es decir que si querés comer un bife de chorizo no vayas.
Es un restaurant chico, con pocas mesas y está atendido por sus dueños, quienes imponen sus propias reglas: vos elegís la salsa y ellos te traen la pasta que quieran, obviamente la que más va con la salsa que elegiste. Es bastante arbitrario por eso hay gente que no le gusta y dicen: «para que voy a ir sino puedo elegir qué comer».
Pero no es tan así, tampoco es que te van a traer una suprema si vos querés pasta, solamente eligen el tipo de pasta que más va con la salsa que querés comer. Es divertida la experiencia.
El tiramisú es excelente y lo dice alguien que no le gusta el tiramisú. Lo que sí, andá preparado para hacer sociales porque te puede pasar que se siente mauro (el dueño) al lado, a hablarte y darte charla un buen rato.