Oncell

Cuando camino por once, pienso que cuando lo diseñaron, metieron los negocios en un vaso de generala y bueno, quedo este barrio, con su variedad de imaginación infinita.
En este caso, en un día nublado, me encontré con un local desabrido en colores, con bastante espacio en la estantería que tenían como vidriera.
Algunos de los ejemplares más conocidos y solicitados de esta era de la comunicación por telefonía celular, con la promesa en su cartel de bienvenida, con la capacidad honrada de arreglar este tipo de aparatos.
De todos los aparejos que tienen en el local, el mas sorprendente y curioso que vi, es una mano moldeada en vidrio y cumple la función de mantener tu celular erguido.
Todo el local tiene un olor a un abrazo, pero con una seriedad masculina de un hombre con la escuela de varones forjados a la antigua.