Pil Pil

Es un lugar muy lindo para compartir una merienda con amigos, recomiendo la torta de oreo, la pedí dos veces, y fueron versiones diferentes de la torta pero ambas súper ricas.

Fui a almorzar como a merendar. Lindo lugar, buen atencion, menu bastante acotado.
La ensalada de pollo con verdes y zanahorias caramelizadas es riquisima!

Fui a cenar/​almorzar como a merendar, buena atención como la ambientación. La carta es acotada pero buena, ricas las tapas de entrada, llenan mucho y las ensaladas son grandisimas. Lo que pasa a veces si vas un día que hay mucha gente, te dicen que hay varias cosas que no tienen o se les terminaron

Pasabamos por la zona y abrimos Unilocal para buscar un buen lugar para desayunar.
Pil Pil es un lugar lindo y tranquilo en el centro de devoto.
La atencion fue buena. No habia mucha gente ese dia y a pesar de eso la moza estaba un poco dispersa y preocupada por el almuerzo.
Pedimos un desayuno con huevos revueltos y un sandwich con limonada
Todo estuvo bien y rico. Pero no era algo tan elaborado como se predecia al leer las reseñas. Es mas bien todo casero pero hecho con poco amor.
Ceeo que el lugar da para mas pero no se si tienen ganas de mejorar.

Elegimos desayunar en Pil Pil y creo que fue un error. Grande. Habíamos escuchado vagas (¿O pagas?) recomendaciones del lugar y como el día estaba lindo fuimos para aprovechar las mesas de afuera. Las mismas son casi invisibles para el personal adentro, la disposición del local no las favorece. Mala suerte o mal timing nos atendió una moza nueva que no sabía nada y e iba y venía preguntando todo. «Central de Café» es su proveedor de granos cafeteros y la verdad que no es de nuestro agrado: demasiado lavado. Los huevos revueltos vinieron en una tabla de madera violando cualquier regla básica de sanidad bromatológica. Escasos, todos somos sabemos lo que vale una docena de huevos, nunca entiendo porque en ciertos lugares escatiman con la porción. Luego pedimos un cheesecake de chocolate blanco, en estos casos suele venir acompañado de salsa de dulce de leche o de dulce de leche propiamente dicho, como viene cualquier cheesecake: con salsa. En este caso: no, tuvimos que pedirlo aparte y además abonarlos, nos pareció abusivo porque lo consideremos parte de la torta. El lugar no descolla, pero sin embargo estaba lleno, creemos que responde, pese al crecimiento, a la falta de ofertas en el barrio jardín de la ciudad.

Pil Pil es un lugar lindo, coqueto, bien puesto y casero. La comida está bien, el ambiente está bien, la atención está bien. No fui con muchas expectativas así que tampoco me decepcionó pero no me fascinó a pesar de ser un rinconcito, en una casa, medio escondido en pleno Devoto. No tiene algo especial.
La carta es bastante reducida y los precios me parecieron elevados. Sospecho que se suma a la movida de la palermización de todo algo que no termina por agradarme: deco por sobre morfi y acá soy team morfi.
De todas formas si vivís por la zona y estás buscando un lugarcito romanticón tal vez sea tu opción para salir de los restaurantes clásicos del barrio y de la plaza que son un ajetreo de gente y ruidos y señores mozos.
Lo que más me gustó es el patio delantero, antes de entrar, para tomar un cafecito mientras todavía hay sol y leer tranquilo porque adentro suelen poner música.

Esta casona es encantadora! La ambientación muy linda, comida casera. Para una noche romantica. La carta no es muy amplia pero la comida casera y deliciosa.
Quiero probar una merienda en las mesitas bajas al aire libre :)

Salvo la ultima vez que la ensalada estaba buena. Todo lo demás deja mucho que desear. El ambiente de 10 pero el servicio espantoso, tenes que ir con mucho tiempo. Son lentos. Y habitualmente no tienen nada. El día que inauguró se quedaron sin cosas dulces y si se repitió varias domingos!
Yo no iría. Tenes que tener mucha paciencia. La hamburguesa estaba buena pero tenía zarpado ajo.

Es un lugar tranquilo, bien decorado y el personal es amable. Los platos tienen una buena presentación. La ensalada que pedí tenía que tener palta, pero me avisaron que no tenían ese ingrediente. La entrada de papas fritas es buena. La bebida, pomelada en mi caso, es rica.

Fui a cenar con ciertas dudas sobre el lugar, me habían comentado los detalles de frascos en vez de vasos y me hizo dudar a una copia de algún bar «cool» medio pelo de palermo.
Grata fue mi sorpresa con la ambientacion, la atencion muy buena, era un miercoles a la noche no habia muchas mesas ocupadas.
Por otro lado la comida excelente desde el pan que te lo traen con una salsa que no pude descifrar que era pero de un sabor exquisito.
Desconfiado pedi una ensalada de pollo con queso parmesano, que otra vez limpio mis dudas tanto en calidad como en abundancia. Y ademas que contaban con mi cerveza preferida Patagonia Amber Lager de litro para aumentar mi felicidad.
Sin lugar a dudas se gano un lugar en mis sitios preferidos de devoto, y no le va a ser dificil competir con los otros restaurantes ya que hay pocos que dan un buen servicio incluyendo platos abundantes.

El lugar esta muy lindo, bien pensado ya que si bien la zona tiene variadas propuestas ninguna como esta. Se nota que se cuidaron los detalles (todos y cada uno) para darle la ambientación deseada.
La carta para una merienda esta bien, se asemeja a la de los lugares con esta características.
Lo que a mi no me gusto, es el «aprovechamiento al máximo de los espacio» es imposible una sábado a la tarde al menos (cuando esta muy concurrido) no enterarte de las conversaciones de las mesas vecinas y ellas de las tuyas, como el elevar la voz para que tu acompañante te escuche y como broche final las meseras/​clientes avanzando en delgados pasillos donde la cartera de la dama, la bandeja u algo te roza. Ojo no pido grandes extensiones, se entiende que la gastronomía vive de las mesas pero Devoto es barrio, somos gente que nos escapamos de Palermo por los aglomeramientos de gente no los traigan aquí.
Salvando ese inconveniente, el lugar esta muy piola para una tardecita con buena compañía.

El lugar es muy bonito. Comimos afuera un sandwich y una ensalada. La carta es escueta pero correcta. La comida fue buena; el precio acorde al lugar y a lo que consumimos. La atencion MUY MALA. Tardaron siglos en traernos todo. Sabado al mediodia se habian quedado sin limonada y la camarera no ofrecio opciones. Tomamos pomelada, que estuvo muy buena. Despues pedimos agua y la camarera no nos quiso cambiar el vaso porque tenia la «vajilla distribuida» (???), tuvimos que insistirle para que lo haga. Una lastima, porque el lugar esta GENIAL y la comida presenta una propuesta buena en el barrio, una buena atencion le sumaria muchos puntos.

Fui 2 veces y las 2 me fui super conforme! Una vez a almorzar (hamburguesa casera de pollo con papas) y la otra a desayunar (una riquisima porcion de cheese cake con limonada) la verdad que las 2 cosas estuvieron geniales! El lugar es super ameno, da una onda familiar que te tira a quedarte y no apurarte por terminar e irte. Cerca de la plaza ahora empezo a haber mas opciones y la verdad que Pil Pil es una de ellas!

El lugar es muy lindo, amplio. Ideal para venir con amigos a almorzar o a tomar un café.
Cierra a las 20 hs, un poco para mi gusto y los fines de semana abre hasta las 23.

Siempre hay una sola moza y tardan muchísimo en traer todo: el menú, la panera, los platos… Es la cuarta vez que vengo y, estén llenos o no de gente, la espera es increíble. Hermoso lugar, divina ambientación, pero te cansa esperar media hora para todo. La comida está ok, no es lo mejor que vas a comer en tu vida pero tampoco está mal, aunque por lo general les falta algún plato o ingrediente de los que tienen en la carta. Es una lástima, es un lindo lugar en una gran zona del barrio, pero podría ser tanto mejor.

Últimamente estamos saliendo a comer/​merendar por Devoto para salir un poco de Palermo y no caer siempre en lo mismo.
Pil Pil esta ubicado en la zona más concurrida de devoto y aún así logra conservar la tranquilidad de las zonas menos concurridas. Es una casa ‘chorizo’ de las antiguas que adelante también tiene chucherias de decoración que están muy simpáticas y detrás el bar/​cafetería.
La verdad es que esta muy bien puesto. Las mesas están dispuestas en forma tal que los mozos no pueden no verte. Adentro es igual de simpático.
La atención es amable, los mozos toman nota de lo que pedimos, lo que me alegra porque a veces depender de la memoria de una persona que atiende todo un local es difícil.
La carta tiene desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Los desayunos/​meriendas son para compartir. Pedimos una merienda frutal (venía fruta, budín de limón y café para dos) y una pomelada con un budín de frutos rojos.
La merienda para compartir es para dos personas que no tengan mucho hambre, si tengo que ser honesta. El bowl de frutas no era LO abundante, aunque el budín es generoso. Del café no puedo opinar porque no lo probé.
La pomelada era, sencillamente, genial: tenía mucho gusto a pomelo exprimido y poco azúcar. Exquisita! El budín era generoso y muy rico.
Los precios son relativamente baratos. No llegamos a gastar $ 200 entre los tres.
Estoy ansiosa por volver y probar la comida porque de veía súper bien.
Aceptan tarjetas y efectivo!
En fin, otro pequeño gran logro de Devoto. Recomendado.

Me encanta descubrir nuevos polos gastronómicos, como la movida de restaurantes que se está gestando en pleno centro de Villa Devoto. A pasitos de la plaza y a sólo dos cuadras de la famosa heladería Monteolivia se inauguró Pil Pil; una propuesta sana, alegre y acogedora que recibe a jóvenes y gente mayor por igual.
En un chalecito reciclado, Pil Pil ofrece una carta escueta pero auténtica donde el pan casero es el protagonista de sandwiches y hamburguesas sin parangón. Los hay de salmón, pollo, lentejas y cordero, entre otros. Con sabrosos aderezos como queso cheddar, champignones, palta o cebolla morada caramelizada; sólo algunos de los que recuerdo. Llegan acompañados de papas peladas, cortadas y asadas a mano de sus chefs que cocinan a la vista de los comensales.
Además de la clásica oferta de gaseosas y aguas saborizadas se puede pedir una botella de un litro de limonada, naranjada o pomelada para compartir con los amigos. Si van por la primera sumen un poco de hielo porque acá no se escatima en fruta y el saber de los limones puede ser intenso.
La vajilla es la misma de nuestras abuelas, de porcelana pintada y estampada, con esos platitos etéreos que parecen quebrarse al primer golpe pero que resisten de generación en generación. Y como en cualquier casa, hay una taza de cada tipo lo cual ayuda a sentirse cómodo y a gusto.
Para la tarde hay variedad de tortas y tartas, recomiendo la de limas porque es suprema. Y si la acompañan con una jarrita de té dragón rojo se sentirán verdaderas geishas o samurais. Al frente, un living con objetos de decoración a la venta que despierta la imaginación y el deseo de renovarse. Quiero volver una noche de verano para disfrutar de su patio iluminado.
Excelente atención, precios razonables, elaboración artesanal y el efecto que toda casita de barrio nos genera: perder las horas sin darnos cuenta. Súper recomendable.