Uno da las cosas que hay reconocerle a los gobiernos es mantener los espacios verdes. En Capital federal no abundan y con lo que vale el metro cuadrado porteño es un milagro del capitalismo que esos espacios existan. Rodeada de comercios, la Iglesia«redonda», heladerias y la feria, esta plaza, aunque tiene poco espacio netamente verde, es un reducto para padres y niños. Nombrada en homenaje a Rafael Hernández(1840 – 1903), ingeniero, político y escritor; hermano menor de José Hernández. Tiene un arenero enorme, juegos para todas la edades. Podes alquilar motos a motor para los mas chiquititos. Le falta limpieza, tenes que estar atento porque los perros se pusieron de acuerdo y «minaron» toda la superficie que el humano transita.