Reserva Ecológica

Este lugar es sencillamente impagable. Kilómetros de senderos en medio de una espesa vegetación, a medio camino entre un monte o y un cañaveral. Te sentís un poco de paseo en Brasil, pero no, es acá, es autóctono. El olor a río que se respira es increíble
La hotelería es fabulosa: por momentos parece Jurassic Park, con sectores de baños e información en las entradas, carteles orientativos, etcétera. En cuanto a las áreas de descanso, las mismas constan fundamentalmente de pequeños miradores cavados en los matorrales (?) costeros, donde han colocados banquitos y bancos de plaza para que uno pueda sentarse de cara al río. Me parece una lástima que no haya un sector más amplio habilitado contra el río, tipo playita o al menos una mini-​bahía. Entiendo que debe ser difícil lograrlo sin que la gente se meta al agua, pero de alguna forma debería ampliarse un poco la contada cantidad de espacios que dan al Río de la Plata.
All in all, un lugar único en Buenos Aires, que nadie –ni habitante ni visitante– debería perderse de usufructar al máximo.

Me cuesta reseñar este lugar porque lo conozco de muy chico pero voy a tratar de decir lo que pienso de acá ya que la mayoría piensa que es un safari o va a encontrar los 150 pokemons… y salen medio angustiados porque no encontraron a sus aves o no vieron nada…, para empezar:
*Horarios: Los Lunes siempre está cerrado, abren a las 08:00 hasta las 18:00 (acá depende si es verano o no, en verano es hasta las 19:00 hs.). Si llueve o hay vientos MUY fuertes, el lugar se cierra.
*Datos: Cuentan con estacionamiento de bicicletas en ambas entradas, tanto en la parte sur como norte.
Se Agregaron Baños Químicos cerca del rio.
Miradores nuevos o renovados por la parte Este de la Reserva hasta agregaron algunos asientos.
Carteles que avisan a cuantos metros estás de la salida o algún punto de referencia, etc.
En la parte Norte hay como unas pseudo «maquinas» para hacer ejercicio.
*Personal: En la entrada están los de seguridad charlando lo más tranqui haciendo nada y la gente que trabaja dentro que son diferentes desde lo que están en la parte de atención, guias, bomberos o personal especial para combatir incendios, gente de limpieza, y otro personal que recorre con la camioneta cada tanto el predio para chequear que todo este en orden, etc.
*Cuidado: Hay que mencionar que el lugar en si, ahora está un poco mejor (estaba abandonado cuando iba de chico), pero falta muchisimo para mejorarlo desde los caminos en la parte sureste lleno de piedras y cascotes y a veces pero no tanto algún que otro desecho que tira la gente irresponsable lamentablemente…
Gente: Hay muchos que no lo mencionaron pero en este lugar lo suelen frecuentar runners y gente que anda en bici (la mayoría muy mal educados que se piensan llevar a la gente por delante) [Los fines de semana a la mañana está LLENDO DE RUNNERS], ni hablar de las familias que ensucian TODO sin gastarse en tirar las cosas en los tachos (que hay hasta en los propios caminos)
Cosas que yo recomiendo para ir a este lugar si vas solo o con alguien:
Ir los días de semana MAR a VIE (Los findes se llena mal y no tenés lugar)
Repelente de mosquitos
Rompeviento [EN INVIERNO] (Ya en la parte del rio a la tarde se levanta un lindo viento)
MP3 con Auriculares (No molestes a los animales y a los demás con tu música, creeme que a nadie le interesa lo que escuchas en estos lugares tan tranquilos.)
Cámara de fotos, libros o algo para leer, etc.
Si querés ver otros animales que no sean las típicas aves, andá bien temprano apenas abre que la mayoría están sobre los caminos.
COSAS QUE NO HAY QUE HACER:
No meterse por esos senderos «secretos» que mencionaron en otra reseña (Eso lo usa el personal !), lo permitido es ir por los caminos que están BIEN MARCADOS
No molestar a los animales.
No arrancar plantas o lo que fuera que sea (Me sorprende ver como la gente arranca hojas u otro tipo de planta, hasta tratando de colgarse en los arboles, POR FAVOR NO !).
Si vas a andar en bici no te hagas el Lance Armstrong y andá bien (en una curva o por estar distraido te podés llevar a una persona o hasta algún animal que se encontraba justo en el camino, usá esas neuronas…)
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Hace casi 2 años que soy un «residente» del lugar ya que voy a correr en las mañanas, me gusta muchisimo este lugar para despejarme, practicar deportes y a veces para pensar, me gusta el campo, a pesar de que no es lo mismo este lugar, me hace acordar lo bueno a veces que es estar rodeado del verde y el silencio. Clavo un 4 por que es la verdad, le falta muchisimo por mejorar pero van por buen camino ya que antes estaba abandonado.

La reserva es un lugar maravilloso, donde se respira aire puro y se disfruta de la naturaleza con la dicotomia que esta instalada en plena ciudad, recomendable para unos ricos mates y tomar solcito

La reserva era una de esas salidas frustradas que nunca retomás. Una vez organizamos todo para ir hermosamente y cuando llegamos no se por qué ese día estaba cerrado. Pasaron varios años hasta que pude ir.
AIRE. AIRE DE VERDAD. PAZ. TRANQUILIDAD. Y en plena city porteña. Es una locura divina si. Una amiga decía que la caga mucho que desde algunos ángulos de esa arboleda hermosa se observan los edificios de puerto madero. Yo soy muy rata de ciudad, no te banco 5 días en el campo ni ahi, por lo que me pareció una vista tremenda; disfrutaba ver como se alejaban entre los árboles y me daban esa tranquilidad de saber que me relajo pero sigo en cercanía a mi mundo.
Casi casi que en unos momentos sentí que estábamos totalmente perdidas. Ni hablar de que no hacía un calor asesino y volví hecha un langostino, es mi lugar «cable a tierra» de rápido acceso sin duda.
Lo MALO MALO MALO MALISIMO es que en semejante predio hay UN SOLO BAÑO!!! Dejate de joder, suerte por los hombres que el mundo es su inodoro pero y nosotras? Una va a tomar mate y NO HAY FORMA, te tenes que ir. Y rogá que no tengas una emergencia sanitaria porque que la pachamama se apiade de vos.

Para alguien como yo que se crió en el campo, venir a pasar el día (o la tarde) acá es hermoso.
Al entrar y hacer unos pasos ya te sentís en otro lugar. Desde lejos podés ver los elegantes edificios de Puerto Madero y si das un giro, de repente ves al imponente Río de la Plata.
Cuenta con más de 200 especies de aves (supuestamente) y una gran pero gran variedad de arboles que te acompañan durante todo el recorrido, que se puede hacer a pie o en bici.
Es sin dudas, uno de los pulmones de la Ciudad de la Furia y le da un toque diferente a los paisajes que estamos siempre acostumbrados a ver en las fotos porteñas: pastizales, río, costa y cielo despejado.
Si no fuiste aún, andá. Vas a querer volver cada domingo como yo.

Es la segunda vez que voy a la reserva. Es un muy lindo lugar para salir a caminar y disfrutar de unos mates mirando al río. Pros: la entrada es gratuita, y tienen «duchas» (canillas) para refrescarte en las entradas (también gratis). Recomendable.

For a little bit of nature while in a huge city, this park will do. I think of it as the Central Park of B.A., and it’s a little lackluster. But what the heck. Look at some marshes of reeds, some trees, dip your toes in the water (try to ignore the trash)… then back to the trenches.

Observación de aves en la Reserva Ecológica
Con más de 200 especies de aves, la Reserva Ecológica es el lugar ideal para practicar observación de aves en la ciudad. Es sin dudas una de las reservas urbanas más biodiversas del mundo, en un día pueden verse más de 90 especies. Es recomendable para eso las primeras horas de la mañana, entre las 8 y las 10, o al caer el día, antes de que cierre, a las 17 o 18 hs.
Indispensable recorrer las lagunas buscando la gran variedad de patos y aves acuáticas.
Además pueden verse varias especies de tortugas, reptiles, anfibios, mamíferos, mariposas y plantas nativas de la región.
Más información sobre la flora y fauna de la reserva en

La reserva ecológica es el pulmón verde más importante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Esta área protegida remite al Río de la plata de hace centenares de años, con sus bañados y pastizales, conservando tanto la flora como la fauna autóctona.
Con caminos de tierra y piedras formando un recorrido de hasta doce kilómetros, que se puede hacer a pie o en bicicleta, el visitante podrá apreciar un sinfín de especies vegetales y, si las circunstancias ayudan, especies animales como iguanas, carpinchos, aves y hasta víboras.
Llegando a la mitad del recorrido, una playa con parador nos dará una vista maravillosa al Río de la Plata con su imponente inmensidad, que por momentos confunde con un mar.
Víctima de la desidia y vandalismo por parte de gente que le ve potencial inmobiliario, son hábituales los incendios intencionales que causan un grave deterioro ambiental y requieren de largos meses para que la reserva recupere su resplendor. En ese caso parte de la reserva permanece cerrado.
Como ultima recomendación, asistir siempre acompañado, con botellita de agua y celular. Si bien el recorrido es muy sencillo, en ciertos sectores la distancia hasta las entradas es de varios kilómetros.

El único lugar de toda la ciudad en el cual podés llegar a la costa del río. Sin barandas, una verdadera (pero pequeña) playa te permite estar al borde del agua. ¡Pero no te metas! El Río de la Plata es más tóxico que una central nuclear. Podés pasear entre la flora que creció naturalmente ahí, ver las aves, las lagunas y sentirte alejado de la ciudad. Si te animás, hay excursiones nocturnas que garpan muchísimo. Recomendadísimo y todo mi agradecimiento a los voluntarios que preservan este espacio para todos.

Desde que activé mi usuario de Twitter no paro de pasear por a ciudad. Fue así cómo me enteré que el primer viernes de cada mes se organiza un avistaje de aves en la reserva ecológica. El recorrido dura 3 horas y está a cargo de Diego, quien conoce este pulmón verdad como la palma de su mano. Para participar hay que anotarse previamente por mail a:
y aguardar la confirmación.
Para mi fortuna, el viernes 8 de agosto amaneció con un sol radiante así que no hice más que calzarme las zapatillas y encontrarme con un amigo en la entrada que tiene la reserva sobre la calle Viamonte a las 9 de la mañana. Nunca habíamos avistado aves, éramos los únicos novatos del grupo pero nos recibieron con una enorme paciencia. Nos prestaron un par de binoculares y nos explicaron cómo es esto de caminar en silencio para reconocer el canto de los pájaros.
Recorrimos senderos verdes y en algún momento bajamos a las orillas del río. Fue muy duro ver la cantidad de basura que baña las costas producto de todo aquello que se tira en la calle y va a parar a las alcantarillas. Los kilos de plástico llegan con cada crecida del río pero también, con infinito amor a la naturalez, a se organizan grupos que llegan a limpiar. Cuánto mejor sería prevenir.
Es incomparable la sensación de silencio frente al agua, como si de golpe se descubriera que la metrópoli porteña baña sus límites con el Río de la Plata. Es fantástico ver a sus especies nativas alimentarse, respirar la humedad de sus pastizales mientras se camina y olvidarse por un rato del trajín y la locura urbanos.
Diego, su guía, explica como todo apasionado por lo que hace. Nos dijo que no es necesario hacer «playback» para atraer a las aves y cuando nos vio las caras de desconcierto nos explicó que hay quiénes imitan el canto de los animales o les ofrecen fruta para que se acerquen pero que, con paciencia, tarde o temprano igual se muestran.
Vimos a todos eso nombres que suenan en la cultura popular: el zorzal, el jilguero, el chingolo, palomas de distintas clases y el cardenal, ese ave del que mi mamá me hablaba con los ojos vidriosos cada vez que se acordaba del libro que tanto la movilizó siendo adolescente: «El pájaro canta hasta morir». Me intrigan las caminatas nocturnas que organizan a la luz de la luna llena, sin dudas volveré.

No conocí este lugar hasta hacer poco y me sorprendió gratamente: es limpio, parece seguro, esta mantenido. Fui un fin de semana cuando había gente pero aún así pude andar en bicicleta sin problemas.
Para los que no tienen bici, pueden alquilar en la entrada de Viamonte a una gente que cobra algo así como 26 pesos la hora.
Quiero volver a la reserva y sobre todo, a la visita en la luna llena.

Hace años que hago esto: Voy en bici hasta Puerto Madero, paseo por ahí y luego me cruzo al otro lado, al lado B, a Costanera Sur. Hay una plaza enorme y muy linda que separa los dos mundos, del lado de Costanera Sur vas a ver muchas familias que vienen de más cerca o más lejos en auto, con sillas y comida para pasar el día. Hay que comer una bondiola en uno de los carritos, comprar alguna cosa a los manteros y meterse en la reserva. Con la bici es ideal pero también se pueden hacer los circuitos caminando, y cuando te cansás podés parar en uno de los miradores o junto al río, tirar una lona y disfrutar del verde. Amo ese plan, lo hago hace años con mis amigos fotógrafos que siempre van por las lindas fotos que ofrece la reserva (paisajes y pájaros).
En las entradas se pueden alquilar bicicletas!

Me indigna. Siempre me indignó que le llamen Reserva Ecológica a ESTO. No se dejen engañar, es apenas un terreno inundado con un par de pájaros desplumados y algunas tortugas falopeadas por tanta contaminación. La especie que más se puede avistar sigue siendo la de los mosquitos.
Tiene algún que otro circuito que, por pequeños tramos, puede ser lindo. Pero no hacen la diferencia.
Quizás a algunos les guste caminar por un lugar pantanoso lleno de pastos crecidos donde la única panorámica son las torres de Puerto Madero que no tienen nada de ecológicas. A mí no.
Para colmo, las pequeñas playitas que tienen sobre el Río de la Plata (que tampoco es la panacea de la ecología y la naturaleza) están llenas de escombros que alguien vació ahí sin importarle nada de nada.
Yo entiendo que los porteños estamos desesperados por un poco de naturaleza, que así como llamamos «arroyo entubado» a algo que para la gente del interior es apenas un chorrito de agua que se parece más a una cloaca, andemos todo el tiempo creyéndonos que un pedazo de pasto califica de reserva… Pero esto es demasiado.
Sigo indignado. Mejor me voy a comer un buen sándwiche de vacío o bondiola a alguno de los puestitos de la costanera.

La reserva ecológica Costanera Sur es una reserva joven, conformada por 360 hectáreas. Se formo espontáneamente, a partir de terrenos que se ganaron al río y fueron rellenados artificialmente. Se llega por la Costanera (sur) Achaval Rodriguez que conduce a la entrada principal.
Tiene 3 circuitos de 4, 6 y 8 Km posibles, se puede correr, caminar, andar en bici. El mas largo es el más pintoresco porque en un tramo se va por al lado del río.
A lo largo de los circuitos se pueden observar pájaros o hacer picnic en algunos de los sectores con mesa.
No siempre están abiertas las dos entradas, por lo que recomiendo preguntar al entrar para evitar caminar 1, 5 km de mas.
Si fuiste a hacer deporte procura no tentarte con los carritos de sandwiches de vacio, churrasquito, chori o bondiola que hay sobre la costanera, pero si estas paseando no podes perdértelos.