Voulez Bar

Very chill neighborhood place, nice hanging out there for breakfast or lunch. You might have to wait for a table as some people seem to use it as their office.

He ido varias veces y siempre comí muy bien, así que siempre vuelvo.
Todos los platos son ricos y la ambientación acompaña. Los tragos, por el contrario, no están a la altura de la comida, pero por suerte no la opacan.
La última vez yo comí un egg royale cn english muffin, esoinaca salteada y un poco de crema q estaba increíble, mi novio un rissotto cn matambre y hace hongos de pino que estaba buenísimo.
En cuanto al precio, ni es barato pero tampoco es carísimo. Van a gastar, pero la comida lo vale.

Siempre quise conocerlo y esta vez llegue de casualidad.
El lugar es lindo, decorado como con cosas viejas, gastadas.
La carta es muy completa con cosas bastante saludables.
La atención fue muy buena, el mozo tenia buena onda y muy bien predispuesto.
Los baños son chiquitos bastante limpios.
Volveré!

Queda en una esquina sobre el Boulevard de Cerviño, y un lugar que me sorprendió gratamente.
De la carta pedí una Milanesa de Quinoa a la Napolitana con Ensalada de Hojas Verdes, Tomates, Aceitunas Negras y Palta… y confieso que era apetitosa.
Muy buena atención, el mozo muy atento y servicial a pedidos normales pero extravagantes…
Precios acordes y muy buenos y accesibles para la zona donde esta ubicado.
Por fuera parece un bar antiguo, pero la gente y la carta dicen otra cosa.
Recomendable… me quede con ganas de otros platos, seguro volveré
No tiene estacionamiento propio ni convenio, hay cocheras cerca a una cuadra y la calle no es una mala opción si conseguís lugar.

Para recomendar: el sandwich argento y la hamburguesa VoulezBar. La decoración es muy bonita. Buena ubicación. Lo malo: las gaseosas en latas.

Es un resto en una esquinita justo enfrente del boulevard de Cerviño, bastante pequeño, seguramente se llene los findes.
La comida es riquisima y super abundante. A partir de las 16 hs, se habilita una merienda muy estilo brunch, que hay q testear.
Solo hay una cosa q me hizo ruido, la identidad del lugar se contradice con la decoración del resto, tiene pinta a resto de los de antes, que no me da para nada al estilo francés.
Me gusto que el baño se llame «pipiroom»
No aceptan tarjetas, solo american express, rarisimo.

Muy linda esquina para comer o tomar un café. Es un lugar bastante sobrio, no muy grande (ojo a la noche, se llena rápido), pero simpático y con mucha luz. Los fines de semana no es raro ver gente en las mesas de afuera que se toman un respiro del paseo con el perro para tomar algo y charlar un rato, justo enfrente del boulevard de Cerviño.
En cuanto a comida tiene un poco de todo. Para acompañar el café tenés tostadas, scons, medialunas, todas muy ricas. En el caso del almuerzo, varias ensaladas y platos, todos los que he probado muy destacados, incluyendo sandwichs poderosos y variados (el de salmón es una locura), y encima acompañados con papas. En cuanto a tragos, tienen los clásicos y algunos propios que van rotando según la época y que son destacables (la mitad ni recuerdo que tenían, solo que eran excelentes).
En definitiva, un lindo lugar para todas las comidas, en una muy linda ubicación. La contra obvia? Los precios. No son una locura, pero son altos, así que no es un lugar que visitaría todos los días, aunque tampoco están muy por encima de lo que uno espera en Palermo hoy en día.

A Voulez Bar entré sin tener idea de cómo era ni de con qué me encontraría. Fue una buena sorpresa. Tienen varias opciones para merendar, desde meriendas y desayunos armados a distintas tortas, cookies, medialunas y tartas. Decidí pedir la merienda Francesa que trae un café, un huevo poché, un jugo de naranja y un pan brioche con queso y jamón. Todo eso 72 pesos. Barato. Y todo estaba buenísimo. Era un buen jugo (algo raro de encontrar), el huevo poché estaba en perfecto punto y el pan brioche con el jamón y el queso era ríquisimo. El café también es bueno.
El ambiente es muy lindo, bien decorado, todo muy francés. Tiene grandes vidrieras, y gracias a su localización (sobre la Avenida Cerviño) es un buen lugar para observar hacia fuera y a la gente que pasa por la vereda.
Un plus es que tiene varias revistas para tomar y hojear mientras tomas algo. Es un buen lugar para ir a charlar o para ir por tu cuenta, sentarte contra las vidrieras, leer tranquilo y observar hacia fuera.
Me gustó mucho, pienso regresar.

Tras no saber a dónde ir por un rato, vi este lugar en una esquina que me pareció muy lindo. Decidí entrar y no me decepcionó. Lo que sí puedo decir es que bastante pequeño, pero lo único que hace es darle un estilo más cálido, no como un Starbucks cualquiera, súper impersonal.
Después de tomarme mi tiempo para decidir, pedí la torta morocha con mousse de chocolate y merengue italiano, y un capuccino. Estaba todo muy rico, y la atención fue muy rápida. Volvería, porque la ubicación es ideal y la comida está muy rica.

Es una linda esquina en el Boulevard Cerviño, con muchas mesas afuera y adentro muchas mesas sobre la ventana :)
Es difícil conseguir lugar si venís en los horarios claves de cena y almuerzo. Por eso decidí probar un día este restaurante que pinta a francés y quiere que así sea.
Un mediodía pedí pastas. Fui a lo básico: ñoquis (gnocchi disculpame) con salsa de tomates naturales, oliva y albahaca, delicia.
Otro plato recomendable es el Salmón rosado con caponata tibia. Excelente el punto de cocción, y la caponata muy bien condimentada.
Hoy tocó el risotto con ragú de matambrito de cerdo y hongos y estoy delirando fuerte. Mucho sabor, calidad en los ingredientes y en su preparación. Aplausos por hacer que haya disfrutado tanto comer arroz.
La cocina no cierra muy temprano, así que si saliste tarde y son las 23:30 y no sabes que comer… Acá te atienden bien y no te ponen carita de «andate»!
Los platos son normales, están bien. No quieras venir a Voulez Bar y esperar un plato de abuela imposible de terminar.
Porciones justas, valores no tanto.

Ideal para una cena c estilo relajado pero sofisticado.
Muy buena atención de los encargados y meceras, al menos dan buenas recomendaciones y conocen de comida para celiacos.
Volveria mil veces!
Al tener mesas en la vereda, ideal para salida de verano.

La carta, sorprendentemente no tiene ningún plato francés. Pero esto es solo es una nota de color. La carta es muy recomendable. La cocina excelente. El risotto en su punto, muy sabroso. La bondiola deliciosa. Muy cuidada la decoración de los platos. La ambientación muy agradable y la atención muy dedicada. De postre tomamos strudel que estaba muy bien.
El único punto en contra es que es muy bullicioso adentro. Pero siempre esta la opción de tomar una mesa afuera.
Muy recomendable. Volveré seguramente.

Lindo barrio, lindo lugar. A veces un mar de gente te impide disfrutar en su totalidad de este restaurant, pero es una gran opción para pasar una linda noche. La cocina es muy buena, y razonablemente rápida para los tiempos que se manejan en nuestra ciudad. Buenísimos los desayunos/​meriendas. Para los que gustan del buen café, aprovechen. Hace tiempo que no tomaba uno que estuviera tan en su punto. Muy recomendable!

Se calman todos con lo de París en Buenos Aires.
Lo que sí es es un buen café/​bar/​resto en una linda esquina, bien decorado y con rica comida, pastelería y café.
Tiene muchísimas mesas afuera sobre el boulevard lo que hace que sea una opción super cómoda a la hora de querer cenar o tomar un café al aire libre por esa zona tranquila.
Los precios no son super locos (aunque por un café y un té pague 70 $)y la atención es muy buena.
No te dan Wifi asi que si querés sentarte a laburar y tomar café toda la tarde no es tu mejor opción.
La comida es muy buena y el ambiente es lindo. Ideal para una cita o una reunión de negocios.
Pero se calman con Paris en Buenos Aires.

Update to my review below: C and I went again last night. This time we each ordered the Bondiola, which comes with risotto. It was excellent!, however, it also has some sweet potatoes, so it’s a bit sweet. Nevertheless, excellent. Also, the Alamos Malbes 2014 was quite good. This time, the service was spot on. Just don’t order pizza…
Six of us went to Voulez Bar for dinner last week.
Food: 4 stars — Two of us ordered pizza and agreed that the pizza wasn’t very good. In contrast, two of us ordered the cordero and it was very good. I don’t remember what the others ordered, but they reported that their meals were okay; average. Hence the 3 stars.
Service: 4 stars — We had to wave too many times to get the attention of the server for service to be described as anything other than average.
Ambiance: 4 stars — We dined outdoors and it was heavenly, given the weather. The inside looks sort of cool.
Website: Worthless.
Would we go back? Yes, but only for the cordero.

Lindo lugar, la gente también, entorno super ! Precios tranqui, carta reducida pero sale todo a tiempo. Pedí la hamburguesa voulez bar, muy buena ! Volvermos seguro !

No le pongo cinco estrellas porque solo aceptan efectivo y amex!
Ideal para cualquier momento del día…
Lo que dice mucho de su cocina.
–Excelentes desayunos y meriendas
Mi favorito: Arquel: Té de Tealosophy + Scon
— Increible para ir a comer a la noche
Les aseguro, probe todos los platos y ninguno me defraudo.
Mi favorito: La bondiola, una manteeeeca!

Voulez bar es una buena combinación entre restaurante casual y bar. El lugar cuenta con tres espacios separados: las mesas afuera sobre la vereda, el salón principal de la planta baja y el salón del subsuelo (para mi el mejor del lugar).
De francés no tiene mucho el lugar, más que su nombre súper creativo. Pero si es un lugar hiper original. Cada plato dentro del menú tiene un toque especial que no se encuentra en todos lados. La carta es más para aventureros que para quienes buscan comer algo tradicional. Mi plato preferido es el salmón rosado.
El fuerte del restaurante es su barra. Ubicada en el subsuelo, es un lugar muy bien ambientado con varios sillones y mesas bajas, la carta de tragos es excelente. Se puede pedir un Garibaldi con jugo de naranja que es realmente recién exprimido,
un Negroni que no escatima en ninguno de sus ingredientes o un tradicional mojito que va a estar bien macerado. La atención del barman es a su vez mucho más divertida que la de los mozos y se nota que tiene muchísimo conocimiento sobre como manejar la barra, no siendo el caso de los mozos que no tienen tan en claro como esta compuesta la carta ofrecida.
Lo único que podría decir que no me gusta de Voulez Bar es el nivel de ruido que es súper elevado. Realmente un bochinche, no pasan música pero la acústica es muy mala y retumban las charlas de las mesas. Que esto no los desaliente a ir a conocerlo, elijan una de las mesas sobre la vereda o las del subsuelo donde el ambiente es más silencioso.

Paris en Buenos Aires.
Bueno, quizás no, porque no hay nada en francés fuera de su nombre. Aún así, fuera del detalle idiomático, este café es una porción de la patisserie francesa en una de las ciudades latinoamericanas que más recibió de Francia.
El menú es completísimo, pero sus divas son los desayunos: tostadas francesas (uno de los pocos lugares donde se consiguen las originales –bien dulces), huevos revueltos, scons, saladitos con brie y croissants. El tiramisú, aunque oriundo de su país vecino, merece una mención especial.
Para el mediodía, no dejar pasar la tarta rústica con una copa de vino blanco. Para vegetarianos, el menú de sandwich y limonada es perfecto.
Nota: sólo efectivo o American Express.

Fue amor a primera vista, cuando lo vi supe que íbamos a compartir muchos momentos juntos. Me vió llorar, festejar, trabajar, estudiar, pelear, reconciliarme y besar. Probablemente existan otros más lindos y distinguidos, pero es mi esquina preferida en toda la ciudad.
Fue uno de los primeros en llenar de vida esta isla residencial, tiene ese carácter de los cafés parisinos mas bien transitados y dispersos. Incluso emula su estética, pero con sello propio. Es un ventanal alto y extenso en forma de ochava, la luz pega desde todos los ángulos y el Boulevard– al estilo Saint-​Michel, mas estrecho y frondoso– se impone a la visión. Lo caracteriza su toldo marrón y la madera oscura que decora todo su interior en las mesas, la barra, las puertas. Luces grandes que cuelgan como lunas del techo y casi siempre un blues o un jazz tenue de fondo. Bullicio, mucho bullicio, pero es una prueba más de su energía.
Desde que abre a las 8 am y cierra cerca de las 2 am, está siempre lleno, y si no hay mesa libre, no importa esperar lo que requiera. El personal duplica el de cualquier otro café con iguales dimensiones, y los pibes no para un segundo. Son vivaces, despiertos, amigables, conocen a todos sus fieles y sino te adoptan como tal. Es el lugar donde te vas a cruzar con la gente cool del arte, el cine, el modelaje, la música, la televisión, la política y los negocios. Es de lo mas normal. Pero a la mañana somos más los mortales, que cafeteamos como cualquier hijo de vecino. Bueno, justo ahora no, acaba de entrar la hija de un señor morocho que gobernó este país en los 90.
La carta es perfecta. Para arrancar, encontrás desayunos clásicos-​pero las medialunas son fuera de este mundo– y otros más franceses, como las french toast, brioche con salmón, scons con té en hebras, o más newyorkers como las tostadas con huevos revueltos. Son todos igual de buenos. Para el almuerzo siempre hay un menú del día que viene con café o postre incluido, y salen a lo loco. Hay platos especiales, con carne, pollo, salmón y acompañamientos como puré de batatas, papas al horno con romero, vegetales salteados, brochettes, ensaladas con brie, salmón, cebolla caramelizada, tomates secos, frutas, una Cesar tremenda, langostinos. Imposible elegir una. Los sándwich, potentes y creativos como pocas veces viste. Mis preferidos, la hamburguesa casera, el de pollo o el vegetariano. Para la cena, la propuesta es más elaborada, y el rissotto con matambrito desmenuzado es el único que nunca sacaron de la carta. Un éxito que no pasa de moda.
Precios más que reazonables para el tamaño de las porciones, la nobleza de los productos y lo rápido que aterriza en la mesa. Dato útil: si vas a cenar hacé reserva porque lo más probable es que no haya lugar.