Poder tomarse un café al paso parado o sentado en una banqueta por solo $ 26(acompañado de unas riquisimas palmeritas recién horneadas), disfrutando de una vista placentera de la ciudad y el cerro Chenque te hacen envidiar a los comodorenses… Alguien con algo más de tiempo puede acomodarse en uno de los rincones perfectamente decorados y disfrutar de un desayuno galés, una oferta original en la carta, algo que las cadenas de cafetería no pueden ofrecer… Música agradable, excelente atención, buena presencia y perfecto cuidado de la higiene, pero sobre todo, lo que enamora del lugar es la decoración, que junto con el trato humano y cálido generan un ambiente único. Para completar la visita uno puede llevarse un recuerdo, entre tortas negras galesas(típicas de la Patagonia), bombones, mermeladas y otras delicias… Espero volver por Comodoro para visitar de nuevo este hermoso lugar!