Paso muy seguido por este local porque voy a ese dino y suelo estacionar cerca de esa entrada. Nunca no paso despacito por esa parte mirando la vidriera de Sara. Es una lencería que tiene tres vidrieras, una muy grande que siempre tienen cosas lindas. No sé por qué será, pero esta vidriera de lencería me atrae mucho más que otras de otras marcas. Sara vende muchas marcas, siempre que voy compro corpiños de una de las pocas marcas que me parece buena en relación precio/calidad. La marca es Perlea, tienen corpiños con arco y apenas un poco de relleno, da forma sin agregar mucho volumen. Tienen tiras anchas –vital porque sino las finitas lastiman– y no son desmontables así que no hay riesgos. Es algo difícil de conseguir y algo que muchas necesitamos. El modelo es uno que tiene un «moño con lunares» así lo pido siempre y la vendedora me entiende. Hace dos veranos me compré una bikini acá y todavía sigue siendo usable. La marca tenía un nombre feo«Placeres sin culpa», pero por suerte lo dice bien chiquitito que no se lee. La calidad fue buena y el diseño de la lycra es original. Al nombre lo tiene en la lycra así que quiere decir que el estampado fue generado por ellos, eso está bueno. Algo vital de una lencería es que las vendedoras sean piolas, te tengan paciencia y te hagan buenas recomendaciones. Todo esto sucede en esta sucursal de Sara. Las vendedoras saben ser siempre las mismas y no sé si son las dueñas, pero lo parecen. Son simpáticas, te tienen paciencia y a veces te hacen un descuento a la hora de pagar.