Este lugar es el típico buffet tipo minutero, pero con una vista privilegiada que muchos otros no tienen. Es un restaurant superamplio, lleno de mesas, boxes pegados a una pared vidriada enorme y una especie de galería en el exterior repleta de mesitas y sombrillas para aquellos que se animan a comer afuera y disfrutar el día siempre que el tiempo acompañe. Sobre la comida no puedo decir gran cosa más que que estaba bien y era lo esperable. Pedimos dos platos para compartir entre tres(son muy muy muy abundantes): una porción de rabas y otra de revuelto gramajo. Ambos estuvieron muy bien, las rabas crocantes y nada gomosas, el revuelto un poco pasado de aceite para mi gusto, pero rico. La panera flojísima: no era del día o no lo parecía, el pan blanco estaba seco y medio duro. El negro estaba bien. Lo mejor: buen precio y buena vista. Pienso que es un lugar ideal para detenerse si te agarra el mediodía o la tardecita paseando por la rambla(baja) con ganas de comer, pero no para ir especialmente.