El lugar se presenta como una alternativa para reuniones de negocios con catering y algo de eso hay. Situado estratégicamente frente a la Municipalidad de Mendoza, se trata de un espacio enorme(impresionan las dimensiones) con muebles de aire escandinavo, mesas amplias y una barra gigante. Para el mediodía ofrecen tres opciones de menú ejecutivo, que van desde los 110 a los 130 pesos, que incluyen entrada, principal, postre y bebida. La gastronomía deja que desear, pero no pidamos peras al olmo, pedí algo sencillo como un pollo grillé con arroz con un nombre de ficción, y bue, me trajeron un pollo medio sequito con una crosta de sésamo y arroz con verduritas, el plato más insípido que ví desde que mi vieja estuvo internada el año pasado. El postre también fue meh: había para elegir mousse de dulce de leche(había una sola) y tuve que decantar por un «borrachito» de chocolate, que no era más que un postrecito de chocolate de sobre, con unas vainillas mojadas en moscato adentro, en fin, nada memorable. El ambiente en sí es muy lindo, diría que impactante, pero la comida te la debo.