Havanna

Me encanta este lugar; es muy lindo, muy bien ubicado y atienden muy bien. Pero necesito que me dejen de traer la taza chorreada y con el platito lleno de café.

Está en plena peatonal de Mendoza capital. Si bien tenés otras mil opciones para tomarte un café, ¿cómo te vas a negar a un café con leche con una de esas galletitas con relleno de limón y bañadas en chocolate? ¿Acaso tenés nafta en las venas?
El local es suuuuper grande, así que podés optar por sentarte en unos sillones más que cómodos o en una mesita común. Y si sos de los que gustan tomarse un rico café escuchando música y mirando a la gente pasar (ah listo qué alma sensible), también tienen mesas en la vereda.
Cuando fui, me ví en la obligación corporal de tener que usar los baños. Por favor, creo que nunca había visto unos baños tan grandes y limpios. Podría haberme quedado a vivir adentro de ese baño y habitarlo cual monoambiente.
Le bajo estrellas porque fui en un momento en el que no había mucha gente, y aún así tardaron en atendernos, luego en tomarnos el pedido, y aún más en traerlo. Por dos combos de café + alfajor, estuvimos como una hora en total, algo totalmente innecesario y excesivo para algo tan simple.
Además, la piba que nos atendió era lentísima, lo cual no ayudó en nada.
Es un Havanna más del montón, pero viste como es esto. Todo suma, doña.