Es un lindo cafecito. Ha cambiado varias veces de nombre, y de estilo, pero no termina de repuntar. Ahora tiene toda una barra con vinos en una esquina, se ve que han tratado de crear un ambiente un poco más íntimo. Su gran problema es el mobiliario, ya que las mesas y sillas son incómodas. Tienen algunas mesas altas en ese rincón de vinos que, supongo, deben ser algo mejores. El precio es normal tirando a barato, y ofrecen Wifi gratis, pero tarda un poco en conectarse. No suele estar muy lleno de gente, así que es ideal para ir a estar un poco tranquilo, cerca del centro de la ciudad.