Heladería Esther

La heladería Esther de Roldán suma puntos por ser Esther que son de los helados que más me gustan. Más allá de eso, creo que no suma por otra cosa. O sí. De la atención no tengo nada que acotar porque son amables, y acá tienen la derecha. Suena antipático pero a este local le falta amor y un poco de ganas.
Funciona en una esquina que podría ser un boom. Pero en su lugar la heladería tiene poca onda, le falta mucho de la imagen de los Esther de Rosario, con ese estilo más profesional, que se impone. Donde su estética acompaña el profesionalismo que tienen a la hora de hacer helados. No estás en cualquier lado, estás en Esther. Grande ligas. En Roldán esas sensaciones no te invaden.
En invierno creo que cierran, o por lo menos las veces que fui estaba cerrado. Eso es un crimen para los fanáticos del helado que no distinguimos las estaciones a la hora de antojarnos.
Cuentan con servicio de delivery pero si pedís un kilo o más. Un poco de piedad por favor!

Cuando abrió Esther en Roldan no podía con mi alegría.
Creí que nunca una firma así, la tendríamos en la ciudad porque reñía quizás, desde mi punto de vista, con la calidad y precio de estos helados y las múltiples heladerías accesibles en precio para muchos de los pobladores locales.
Es que un helado pequeño de Esther cuesta 25 pesos hoy en día, y la sumatoria de integrantes familiares, puede que el presupuesto sea muy diferente con otros precios del mercado.
Esta está ubicada en un hermoso local de una casa antigua que hace esquina con el boulevard, y la han diseñado de tal forma que tenga una hermosa terraza con sillas y mesas que son una pequeña isla en verano para disfrutar y estar al aire libre.
La atiende una pareja mayor que saben atender con mucho encanto y simpatía.
Tienen todos los gustos de la elaboración que llega desde la fábrica central y que a mi tano me gustan.
Lo que aquí no vas a encontrar es la variedad de postres helados ni el concepto del café, solo venden helados y tienen una venta de gaseosas en su interior a modo de complemento.
El chocolate amargo es el mejor que he probado nunca, voy a distenderme y a comer exclusivamente ese helado.