Auditorio Fundación Astengo

Nuevamente, Rosario fue sacudida en sus cimientos por un terremoto rocanrolero de 10 puntos escala Zappa, teniendo como epicentro en esta ocasión el Astengo, donde miles de frenéticos seguidores aclamaron a la gloriosa legión del oeste, justicieramente conocida como «la Aplanadora del Rock».
Divididos, el archi consagrado power trío, saludable retoño del legendario y glorioso Sumo (al que honra con su impronta propia) desplegó tremendísimo arsenal que, a fuerza de resultarnos familiar, no deja de deslumbrarnos con siempre renovados bríos.
Una vez más, la triple conjunción resultó demoledora. Veintisiete descargar seguidas, una estampida de leones nucleares rugiendo por los parlantes, un motor afinadísimo y asentado, tres válvulas que suenan como 16 al palo y una energía a la que a más de uno resulta imposible de seguir.
El derrotero es conocido, previsible, y nos gusta que así sea. La tremenda voz que resuena como un trueno en las montañas, y recorre el aire mientras sus vibraciones se entrelazan con los acordes paridos por las violas que en sucesión van sacrificando sus cuerdas al fragor de la bestial tenida eléctrica; el bajo que revela caminos en la oscuridad y marca un constante crescendo cuya magia acelera las pulsaciones de quien oye sus sireneicas notas, y una batería descomunal, nicho donde anida un endemoniado, casi sin rostro, que arranca bramidos de metales y parches como si de un desenfrenado minero se tratara.
Eso es Dividos, damas y caballeros, la fórmula resabida, el infaltable extra power, la leyenda que sigue en pie, y el loop final, made in Arnedo, que queda repitiéndose y en su eco nos previene y nos avisa, premonitorio, volveré, queridos mortales, como la tormenta que ya ha pasado y sigue aún, en la lejanía, demostrando su poder con rayos y centellas sobre el horizonte

Teatro de capacidad media, comodo y con buena vista del escenario, traen espectaculos variados de muy buena calidad y distintos precios.

Una amiga me invitó al recital de Perotá Chingó que se presentaba en el Auditorio Fundación. Habíamos quedado a las ocho, ella tenía las entradas. Me dijo que tenía que llegar temprano. Era porque estábamos en el paraíso y teníamos que encontrar lugar adelante para ver mejor. ¿¡Qué se puede ver desde el paraíso?! Pensé. Ya había ido anteriormente al Auditorio pero siempre estuve abajo, adelante, o a lo sumo en el primer piso. Sin embargo, cuando subimos la cosa no fue tan terrible.
Estábamos en la primera fila y el escenario se veía de una manera panorámica. Cómo no lo había visto nunca. Los cantantes de Perotá (grupo musical que yo no conocía hasta el momento) entraron cantando desde la puerta del fondo, por donde entra la gente.
Enseguida comprendí que ese teatro era el mejor lugar donde podrían haberse presentado. Las voces a capela no podrían sonar mejor. La acústica del teatro es inigualable. Impagable estar en un lugar como ese. Esa noche me recreé la vista y los oídos con el espectáculo. Siempre que pueda voy a volver.

Rosario tiene unas salas de teatro bellísimas. Una de las más bellas es, sin duda, la del Auditorio Fundación Astengo.
Esta sala recibe su nombre del empresario ganadero Héctor I. Astengo, que desarrolló sus actividades en las primeras décadas del siglo XX y que en 1967 compró la totalidad de la propiedad sobre el entonces Teatro Odeón, herencia de él y sus hermanos.
Como digan réplica de un edificio italiano de mediados del siglo XIX que es, la fachada (de piedra oscura) está preciosamente trabajada. Actualmente el frente es de puertas de vidrio, pero la entrada al paraíso, que es independiente, todavía tiene unas puertas de hierro forjado enormes, que dan a una escalera que suben hasta lo más alto del teatro.
Apenas entrar está la boletería y detrás, las puertas de madera y vidrio que dan a la sala. Adentro, los pisos de mármol claro con detalles negros y las alfombras aterciopeladas bordó le dan a todo el espacio una mística de siglo XIX. El Hall del teatro cuenta con algunos sillones para descansar y con pinturas e instrumentos musicales expuestos en las paredes, para embellecer el ambiente y amenizar la espera antes de la función. También están los baños, modernos, elegantes y siempre impecables. En el centro del Hall, una escalera de mármol divide a los espectadores: los que tienen platea deben darle la vuelta para ingresar a la sala, aquellos cuya ubicación es en los pisos superiores tienen que subir y esperar a que alguien los ubique en sus butacas.
La sala es una preciosura. Las butacas de las plateas (baja y alta) son como las de las viejas salas de cine y teatro, aterciopeladas y de un boró oscuro; mientras que los niveles superiores tienen butacas de madera. Los balcones están delicadamente trabajados, teniendo figuras en relieve, y las luces pequeñas que se acomodan una junto a la otra le dan a toda la sala un aspecto de árbol de navidad. De casi todos los lugares del teatro se ve muy bien, aunque en algunos lugares (los palcos de al lado del escenario, el paraíso) no se tiene una buena visual de los lados o del fondo de escenario.
Para los artistas, el Auditorio es uno de los mejores teatros de Rosario. El escenario es amplio y tiene una pendiente cómoda, pero no exagerada, y del techo cuelgan varias parrillas para colgar elementos. El escenario tiene salida por los dos costados (El Círculo, por ejemplo, tiene de un solo lado, y si salís del otro tenés que darle toda la vuelta al escenario por detrás del telón de fondo para llegar a los camarines), una sala amplia y un baño en planta baja, y en el primer piso todos los camarines (pequeños, con espejos con luces y percheros, un total de 10 aproximadamente, no sé el número exacto), más dos baños extras.
Para los amantes de la música, la danza y el teatro, no es posible visitar el Auditorio Fundación al menos una vez en la vida.
Para considerar: Por estar muy en pleno centro, el estacionamiento es un poco engorroso. Y no se puede ingresar a la sala con comestibles ni bebidas, excepto con agua. Igual, como todos hemos hecho más de una vez, si llevás cosas para comer en la cartera nadie te revisa, pero si lo hacés, te ruego que tengas cuidado. La sala es muy hermosa y es tarea nuestra cuidarla entre todos.

Pleno centro de la Ciudad, uno de los mejores teatros de la región.
Arquitectónicamente es la réplica de un edificio de Italia. La primer imágen que vemos a la izquierda al ingresar, es una antigua boletería, pasando el vaiven de sus puertas de madera denota mucha delicadeza, baños acordes a la estructura y una escalera central con alfombra roja que lleva a las butacas emplazadas en los pisos subsiguientes. En las paredes del hall se exponen cuadros con fotos de las primeras celebridades que lo visitaron.
Ingresando a la sala se divisa el gran escenario que da vida a tantas historias. Cómodos asientos, se ve desde todo ángulo, el telón de boca es tal cual se ve en los teatros europeos. Mientras uno espera a que empiece la función siempre observa los detalles y aquí hay mucho por resaltar. El techo tiene pinturas que a uno lo dejan pensando sobre todo en la precisión y en la cantidad de años que tienen.
Si sos artista y tenés la posibilidad de vivirlo desde arriba de las tablas, también vas a llevarte una gran satisfacción, es un escenario hermoso, los técnicos muy buena onda y los camarines, que son 16 o más, son muy acojedores, todos con bacha propia, espejo y luces a su alrededor.
La única contra de la sala es que extrañamente no cuenta aire acondicionado.
Millones de personas y personajes han pasado por él y millones más faltan por pasar.

Es una de las salas clásicas de Rosario. Si bien su nombre oficial es Auditorio, acá todos lo conocemos como teatro, junto con el Círculo y La Comedia.
Su ubicación es bárbara, queda en el circuito de salas del centro por lo cual se hace muy accesible para llegar en cualquier medio de transporte (incluso enfrente hay un estacionamiento para quien vaya en su auto particular o moto).
Es una sala bellísima, con la estructura de teatro antiguo: alfombra, mármol, butacas mullidas. Tiene una capacidad para más de mil personas, aunque por la distribución en gradas no lo pareciera.
Como todos los teatros con esta estructura, lo bueno es que se ve bien de todos lados y se escucha bien también. Fui al paraíso, a las plateas altas y bajas y a la tertulia y siempre pude disfrutar de los espectáculos.
Suele alquilarse para muestras de colegios o academias de bailes porque cuenta con varios camarines y espacio detrás de escena.
En vacaciones de invierno siempre se presentan espectáculos infantiles y los chicos corren y bailan por los pasillos, es supercómodo.
Los precios varían de acuerdo al espectáculo. En los últimos años, cobijó a las obras de teatro más importantes que vinieron desde Buenos Aires.