Cuando vi tenedor libre, imagine que sería otra cosa la que me iba a encontrar. El rosarino no es muy habitué de este tipo de ventas de comida, de principio grandes cadenas que han existido en las avenidas, han terminado cerrando. Pero este, no te lo cuento, vamos, entrarás y te darás cuenta por ti solo. El salón es muyyyy grande, y tiene mesas por todos lados, me acerque a una señorita que estaba con unas ensaladeras acomodando a mano unos mariscos, y le pregunte a cuanto estaba el menú. Me dijo que allí se vendía por kilo, a 75 pesos el kilo, entonces te dan unas bandejas de plástico, tú te sirves y ellos te lo pesan, eso sí, las bebidas aparte. El señor chino de tras la barra, me dijo con muy mal genio, «¿qué quiere? ¿qué quiere?», a lo cual le contesté, averiguar cuánto cuesta. No se quedó nada conforme, y me miraba con el ceño fruncido. Comiendo en ese salón había dos personas, y salí muy rápido de un establecimiento que a simple vista no tienen las más mínimas condiciones para mi gusto que un restaurante debe tener. Sin dudas, yo no lo recomendaría, pero, sobre gustos no hay nada escrito.