Como dice el dicho: «El tiempo me dará la razón». Era cuestión de que se acomodaran para tener un servicio como corresponde. Se nota hoy en día que tienen sus clientes fijos porque me pasé media mañana desayunando y tomando café mientras me reunía con varias personas y hubo un grupo que estuvo todo el tiempo charlando como si fuera polémica en el bar, versión geek, sobre tecnología y emprendimiento. El desayuno es tremendo y a precio. Podés elegir con qué querés acompañar el bagel. El jugo era recién exprimido y toda la cafetería, además de estar usando un tremendo café como es Illy, tiene detalles de barista que la hace mucho más agradable a la vista. Uno se siente mimado cuando todos tus cafés tienen decoración. La atención es excelente, hasta se percataron de que la vajilla incomodaba para las reuniones y la retiraron sin tener que pedir nada. Insisto con lo cómodos que son los muebles que invitan a pasar largo rato relajado, trabajando o conversando, mientras el barrio se despierta alrededor del pequeño cafetín. Los animaría a jugarse un poco más con la carta, poner opciones con salmón ahumado u otro tipo de desayuno más completo como waffles o huevos revueltos. Tienen todo lo que se necesita para ser exitosos. ¡Los felicitamos! aran