Calzados Pipiolo

Sufro un complejo un poco molesto para las épocas que vivimos, soy una persona muy clásica. A mi no me gustan los zapatos con plataformas deformes, ni de materiales que parecen de juguete… Ni hablar de esos que parecen de la novia de Frankenstein… todo bien con las personas a las que les gusta, pero la macana es que no venden otra cosa! Así que tengo algunas zapaterías identificadas en las que puedo encontrar algo de mi estilo. Esta es una de ellas.
Los zapatos que venden son todos de muy buena calidad. Quizás no son marcas de las más conocidas, por ejemplo ahí compre unas sandalias marca «Evelyn», que la verdad, no la conozco… ojo, a veces con tema marcas parece que vivo en termo, y quizás es muy conocida. La cuestión es que amo esas sandalias! las tengo hace como 3 años, y están intactas! agarran todo el pi, y en el frente tienen como un dibujo de ochos. Son color camel, y tiene como «escamitas» de varios colores en tonos pasteles. Me acuerdo que ni bien llegué a casa se las mostré a mi cuñada, y me dijo «te van a combinar con todo», tal cual. Las uso muchísimo. Así que si necesito algo de calidad, a buen precio, voy a buscar primero a Pipiolo.

Soy una persona que se mudó muchas veces de casa. Mientras algunas personas nacen en una casa y recién se van cuando se casan, yo con apenas meses de nacida ya empecé a mudarme. Cuestión que varias de esas mudanzas ocurrieron dentro de la llamada «zona sur»; en esa época mi familia tenía auto y casi todas las compras (de electrodomésticos, de regalos, de ropa, de alhajas) se hacían calle San Martín.
Yo tenía mis pequeños 10 años cuando fui a Pipiolo por primera vez. O sea: evidentemente no era la primera vez porque mi mamá ya conocía el local y por eso me llevó ahí, pero ése es mi primer recuerdo de la zapatería de nombre bonito: era fines de noviembre y me llevaron a comprar los zapatos para tomar mi Primera Comunión. Eran de cuero blanco, comodísimos, cerrado y con detalles en lila clarito bordados. Los amaba y recuerdo la pena que me dió no encontrar muchas más ocasiones en los que ponérmelos.
Salto en el tiempo 5 años adelante, y de nuevo a Pipiolo, esta vez para comprarme los zapatos para empezar a cursar en un colegio privado. Unos zapatos de cuero negro, brillantes, súper cómodos que duraron todo el secundario y me dio pena tirar de lo lindos y en buen estado que estaban cuando terminé el colegio. Ésa vez recuerdo que entré con desconfianza: para mí «Pipiolo» era un local para comprar zapatos de niños (era una sumatoria de mi recuerdo y del nombre, que es demasiado tierno y pequeñín) y resultó que no.
Recién ahora, de más grande, de verlo todos los días con su cartel provocador con un rostro de mujer y de pararme en sus vidrieras me doy cuenta que aunque pequeña, Pipiolo es la zapatería donde podés encontrar ese zapato que estás buscando, tengas la edad que tengas, si estás poniendo la comodidad y la calidad por encima de las modas y el impacto visual.

«-¡Qué hermosos zapatos! ¿Dónde los compraste?
— En Pipiolo»
Este diálogo mínimo, fue suficiente para ir a conocer el lugar.
Pipiolo es una zapatería de la zona sur. El local es chiquito y hay tres maneras de verlo: si pasás caminando por la vereda y te detenés en la mini-​vidriera, si mientras pasas con el colectivo tu mirada lo encontró de casualidad, o si te dieron la dirección exacta.
A mí me dieron la dirección aproximada y lo busqué. Puedo asegurar que el scouting valió la pena. En esos pocos metros cuadrados se condensan una cantidad de zapatos de mujer difícil de explicar. Tiene variedad de modelos y colores. Pero lo más importante de Pipiolo es que tiene calzados de calidad.
Zapatos de cuero o de muy buena confección. Me medí un par de sandalias doradas, que estuve buscando para ir a un casamiento. Me quedaron pintadas y se notaba la buena calidad a simple vista. El precio no es excesivo.
Cuando llegué a mi casa y mostré las sandalias, mi mamá, al ver la marca «Pipiolo» en la bolsa, me dió un dato que desconocía: las botas que se compró hace 15 años (y que todavía usa porque están impecables) se las compró en este lugar.