Ibis es un centro de depilación y podología donde también hacen manicuría y estética de pies. Olvidate del glamour, la bata blanca, la fragancia a jazmines y tomarte un exprimido mientras te hacen las manos. Sólo te aseguro que si aprendés a elegir estratégicamente el día y horario de tu visita, en un periquete salís lista para irte a la pile. Vísperas de feriado ni te asomes y, si realmente es de vida o muerte, andá con tiempo porque atienden por orden de llegada y, si bien trabajan rápido y son varias las chicas que atienden, suele juntarse una buena cantidad de mujeres. Por lo demás, los primeros días de la semana suele estar más tranquilo. Personalmente, no me atiendo con otra persona que no sean Luli o Marta. Tienen mucha experiencia y me dan la tranquilidad de que no van a mandarse ninguna macana. Cuentan con dos habitaciones con dos boxes cada una. Con respecto a las manos, puedo decir que son prolijas y tienen una oferta de colores bastante amplia. No pidas vanguardia, para eso Make my Day. Para podología sí toman turnos. Dato de color: el espacio de podología se comparte con lo que funciona como sala de espera para depilar, así que mientras vos lees la Pronto y esperás que te llamen, escuchas el sonido del aparatín que usa el señor podólogo.
Marilina N.
Rating des Ortes: 4 Rosario, Argentina
Conocí Ibis de casualidad, caminando por 9 de Julio. Y cuando mis pies mostraron un desgaste importante por culpa de un mal calzado y de estar parada todo el día, fui. No tenían turno, pero don Julio Roca(sí, así se llama el podólogo y creo que dueño del establecimiento), me hizo un lugarcito. Me atendió muy cordialmente y me hizo chistes cuando yo miraba sus bisturíes con miedo: «No pasa nada, ¡che! No seas miedosa». El mister es un profesional y hay que destacar que los honorarios se corresponden con los del colegio de podología. Nada de cálculos al azar. En esa oportunidad, antes de irme a casa con mis pies nuevos, me enteré que para depilación no hacía falta pedir turnos, pensé «ésta es la mía», y al poco tiempo volví. Me atendieron varias chicas distintas todas las veces que fui, recomiendo mucho a una jovencita(creo que era Natalia) y a una señora amorosa que se llama Loli. Las dos, super expertas, no me hacen doler nada(por lo que escribí más arriba notarán que soy miedosa), y la experiencia que antes era traumática, con ellas pasó a ser normal. También hacen manicuría y algunos otros tratamientos corporales, que no podría precisar porque no los recuerdo y no los probé. Los precios, moderadísimos.