Leo Libros

Libros, libritos, libroteeees por todos lados, desde el suelo al techo, desde una esquina a la otra, como para que te entretengas un buen rato y encuentres esa historia que hace rato estabas buscando.
Está en el barrio Echesortu, escondida y un poco alejada del centro comercial. Para mí, mucho mejor, porque sabes que no vas a encontrar mucha gente y eso te da la posibilidad de recorrer las estanterías más tranquilo.
Como bien dicen las chicas, Leo Libros se caracteriza por vender libros usados, viejos, algo descuidados con precios super accesibles para llevarte más de uno o intercambiarlos por el que uno quiera vender. Aunque eso no es todo porque también ofrecen títulos de actualidad, el otro día estaba exhibido 50 Sombras #OMG
Es interesante también la cantidad de revistas, hay de actualidad, de moda, de manualidades, de pesca, de fútbol y las clásicas sopas de letras o crucigramas para los que somos fanáticos de ellos con ofertas y promociones. Hace dos semanas había una oferta de 3 x $ 50 por estas últimas.
Leo Libros tiene ese no se que. Es linda, en su desorden es pintoresca y sus paredes de la vereda con flores de colores pintadas la hacen más atractiva. Es ese lugar que pasas sin querer y queriendo, entras a ver que podes encontrar de nuevo.

Leo Libros es la librería de viejos (como se las llaman) más pequeña, atiborrada y genial que conozco. Está en pleno barrio Echesortu pero si recién te mudás al barrio y nadie te la nombró, posiblemente tardes un tiempo en encontrarla porque no está sobre ninguna de sus arterias principales, sino en la cortada Marco Paz, a media cuadra de calle Mendoza.
¿Qué la hace genial? Pues, primero, que es un compra-​venta, así que lo que tienen cambia con frecuencia, dependiendo de los movimientos de gente. Además. que como toda librería de usados, que podés encontrar de todo (especialmente eso que no estás buscando) a precios muy bajos. Y que también venden títulos bastante nuevos y comerciales; por ejemplo mi mejor amiga se está armando su colección de libros de Bárbara Wood con ayuda de la librera.
¡Los libreros! Otra cosa genial de Leo Libros. Si sos cliente asiduo y pegás buena onda (imposible no pegar buena onda mientras estás ahí dentro buceando entre las pilas de libros, ojeando estantes y tratando de no tirar nada mientras de movés de un punto a otro por el pequeño espacio), decía, si pegás buena onda con los libreros, seguro que te guardan el libro que estás buscando si llega a sus manos, y lo más probable es que termines usando la librería como si se tratase en realidad de una biblioteca: te llevás un libro y cuando lo terminás de leer volvés a «venderlo» y te llevás otro.

Leo Libros entra en la categoría «Libros de viejo», categoría que titula un encuentro anual de librerías de usados en las que además participan otros libreros, como Libros Macedonio o Libros Severino, por mencionar algunos.
No me acuerdo si el local de calle Marcos Paz fue un hallazgo de mi hermana o mío. Hablo de una época en que recorríamos librerías como cazadoras furtivas. Y digo hallazgo porque siempre, después de un rato de bucear entre pilas y pilas de libros de lo más bizarros y exóticos, se encontraba algo muy, muy bueno, y muy barato.
Por mencionar un hallazgo feliz, puedo hablar de mi «Breve Historia de la Literatura Latina», Schroeder-​Vaccaro.
Leo Libros está en una ochava, en la cortada Marcos Paz, entre San Juan y Mendoza, en un rinconcito de barrio Echesortu. Hace bastante no voy. Me pregunto si todavía están esas torres de libros, esas montañas de promesas. Una no quiere saltearse ninguna, porque nunca se sabe dónde estará el tesoro.
Este tipo de librerías se disfruta con tiempo. Porque si bien es posible ir con un título pensado para preguntar, lo más propio de este lugar es ir a buscar sin saber qué, a buscar el hallazgo, como decía antes. Ir con paciencia, el ambiente es pequeño pero hay buena onda, y sentarse y buscar, buscar y buscar. Siempre algo vas a encontrar.