Fuimos sólo porque era el único hostel que tenía disponibilidad para las fechas que queríamos. Es más, cuando llegamos una amiga se dió cuenta que era el hostel que tenía anotado como«no volver» en su bitácora de un viaje pasado. Lo bueno que tiene este hostel es que estaba siempre limpio, el personal siempre estaba limpiando y la gente lo mantenía. También estaba buena la ubicación, al frente de un supermercado, y bastante cerca del centro. Es uno de los pocos hostels que te dejaban usar la cocina(y hacer ruido) hasta tarde, el horario límite era las 3am. Los chicos que atendían eran amables y nos ayudaron a elegir recorridos para hacer durante el día. Estábamos en una habitación compartida, que no era para nada cómoda. Los lockers estaban afuera de la habitación, más precisamente en el pasillo de entrada, así que si querías guardar o sacar algo, tenías que esperar a que no haya nadie que quiera entrar ni salir. El desayuno, si bien estaba bien servido, era muy feo. Tostadas de pan francés casi quemadas con mermelada barata. Fue muy caro para el tipo de servicio, si estás de paso y son una o dos noches, puede ser una buena opción.