La noche que llegamos a Tandil teníamos ganas de comer pastas, así que le preguntamos a la gente de las cabañas donde nos quedamos si nos podían recomendar algún lugar y su primera sugerencia fue el Parador del Sol. Llegamos y el lugar parecía estar vacío, pero luego vimos que toda la gente estaba en otro salón, no en el que ves apenas entras, es un salón con vista al lago, aunque de noche no se ve mucho, pero tiene un lindo deck y una parte cubierta para que aprecies la vista, incluso si hace frío. Yo pedí unos sorrentinos de calabaza con muzarella y salsa cremosa de panceta y verdeo, mi novio pidió los mismos sorrentinos con otra salsa, mi hermano pidió una lasaña con salsa boloñesa y mi amiga, unos sorrentinos de jamón y queso con la misma salsa cremosa que pedí yo. Todos quedamos más que contentos con nuestros pedidos, pero a mí me fascinó el relleno de mis sorrentinos, todavía recuerdo su sabor — #esdegordo– jajaja. También pedimos postre, creo que todos pedimos algún helado con algo, desde la marquise de chocolate hasta un don pedro, que no diré quién lo pidió porque dicen por ahí que #esdeviejo, jajaja. La atención fue muy buena y rápida, el mesero nos ayudó en cada consulta y fue muy amable siempre, los precios me parecieron adecuados y el ambiente del lugar es lindo, si van a Tandil, lo recomiendo.