Las Cortaderas

Las tortas de Las Cortaderas (Florida) son deliciosas. Recomiendo en particular el cheesecake de maracuyá y la torta de boysemberry, aunque todas son excelentes. Si vas por primera vez, tienen una degustación en la que te sirven más porciones y más chiquitas (sino tradicionalmente la porción es para compartir)
La cafetería también esta muy bien, tienen algunos jarritos especiales. El lugar se encuentra bien iluminado, el ambiente es acogedor y bien amueblado. El salón es pequeño pero siempre me pude acomodar aún en grupos de a 6.
Los precios están bien en general (buena relación calidad/​precio) y la atención es buena.

MALO.
No hay otra forma de definir un lugar donde la atención se encuentra por debajo de la media, que es algo que últimamente ya de por sí es bastante mediocre, y encima la cocina es flojísima.
Hicimos nuestro pedido luego de tener que reformular lo que íbamos a pedir ya que les faltaban algunos ingredientes.
Luego de al menos veinte minutos volvió la camarera para avisar que no les quedaban berenjenas en escabeche, por lo que hubo que, nuevamente, reformular el pedido.
Siendo un desayuno para dos personas no había nada complejo, pero al rato volvió la camarera a preguntar si habíamos pedido pan blanco o negro.
Pedimos un sandwich de queso y rúcula con aceitunas negras y aceite de oliva en pan blanco. En lugar de venir como sándwich vino como bruschetta y, a pesar de lo anterior, con el pan equivocado. No tenía aceite de oliva y la rúcula no tenía buen aspecto (subí una foto de una de las hojas).
El café con leche estaba lavado. Pura agua.
Lo único que estaba bien eran las medialunas de manteca.
Los precios no son nada económicos. En la carta figuran hasta los adicionales por pedir manteca. Esto, sumado a que la cocina es mala, hace que el título de pretencioso le quede chico. Con propuestas así, no me sorprende la estadística que indica que de cada diez comercios gastronómicos que abren, nueve cierran.