Amelie está en pleno centro villamariense pero tanto su nombre como su decoración evocan el estilo francés. Además de tomar un café o un chocolate con una porción de torta, se pueden revolver los estantes de libros y llevarse alguno, aunque la oferta literaria no es tan variada como en otras librerías de la ciudad. Siempre organizan ciclos de música clásica, de cámara, sacra, con músicos invitados; presentaciones de libros de escritores locales, ciclos de teatro, de cine(el último, un ciclo de cine francés organizado en conjunto con la Alianza Francesa local) y diversos talleres literarios, lo que está bueno en una ciudad cuya oferta cultural no es tan amplia como en las grandes urbes. Quienes atienden son amables y los precios son accesibles. Recomiendo probar las tortas que son ríquisimas y sacar entrada con tiempo para asistir a los ciclos temáticos porque suele ir mucha gente.