Fuimos un domingo al mediodía y el lugar estaba lleno, pero la espera por una mesa fue corta. La ubicación es inmejorable: en el patio del palacio de la Escuela de Artes Visuales, una mansión construida por el arquitecto italiano Mario Vodrel, que a su vez está dentro del Parque Lage, declarado patrimonio histórico y cultural de Río de Janeiro y rodeado de caminos por el bosque subtropical. Pero este restaurante no es el típico«cazaturistas»: tanto la ensalada tailandesa picante con papaya y camarones grillados como la hamburguesa con queso minas estaban excelentes. Los precios eran algo elevados, pero la buena comida lo ameritaba. Lo que menos nos gustó es que los mozos, pese a ser amables, no respondían a los llamados y tardaron bastante en traer la cuenta. Igualmente, con el entorno inmejorable y la buena comida, el malhumor se aplaca bastante. Definitivamente volvería.