En busca de un regalo para mi padre en plena Feria Libre de Malloquito, comuna de Peñaflor, quedo detenido ante una bandeja que muestra diferentes tipos de calabazas que bien podrían formar parte de una muestra de arte. «Chile es la tierra donde más variedades de calabazas existen», anuncia el hombre que atiende tras el mesón. En un breve pero contundente intercambio de palabras, este amigo de nombre Eduardo Orellana, me explica que el trabajo de su familia ha sido recuperar semillas que se suponían extintas y resurgirlas para echar a correr las cepas para nuevos brotes. La calabaza grande, la pagüacha, la bastón, los pajarito, los jalogüein, la pitufo, la ovni. Todos sobrenombres populares para las diferentes primas de la misma familia de cucurbitaceas donde el rey es el zapallo. Don Eduardo es experto en dar recetas y explicar el origen de cada una. La propiedad de conservar vino y agua de las pagüachas(aquellas que se usa para cebar mate) es lo que me convenció de llevarme una por tan solo mil pesos. Además ofrecen nectarines, cerezas, duraznos, uvas, pasas, almendras y surtidos a precios muy convenientes.