Budapest

Fui con unos amigos a pasar la tarde post oficina el local no tiene mucho especial en temas decoración o ambientación.
Las opciones de cervezas son tres en diferentes tamaños el precio lo encontré muy razonable. Hay algunos cócteles como terremoto con cerveza o jugos de frutos y cervezas no soy muy amiga de la cerveza pero una próxima vez probaré a ver si me encanta.
La comida es correcta para picar mientras conversar con amigos.

Acudo al local un día viernes aproximadamente 21:00, local estaba bastante vacío. Al seleccionar lugar para ubicarme noto que todas las mesas estaban limpias, pero estaban pegajosas, debí cambiarme en dos ocasiones hasta encontrar la mesa «Menos pegajosa.
Se hace entrega de dos hojas plastificadas, una con las cervezas y otra con las comidas. Se le solicita al mesero que explique los diversos tipos de cerveza y se muestra un poco molesto por tal situación. Pido cerveza y una chorrillana de vacuno. Las cervezas y la chorrillana toman 15 minutos en llegar. El sabor de la chorrillana no destaca, se puede sentir el sabor de la cebolla y huevos, pero las papas y carnes no son muy buenas, en especial esta última que se encuentra bastante dura.
Sobre la cerveza probé Rot e Ipa. Rot mucho más rica que la Ipa. La primera se muestra de un sabor suave y algo aguada. La segunda se siente un sabor bastante fuerte. Entre ambas me quedo con la Rot.
Alrededor de la 1:30 AM se me solicita pagar.
Sobre el local lo encontré algo descuidado en limpieza y falto de ambiente. Los baños se encontraban en un estado bastante razonable pero no había jabón para lavarse las manos.

El Buda, uno de los pocos lugares para degustar The Real cerveza artesanal. Su especialidad la Die M, es una de las cervezas más ricas que he probado, sobre todo en su versión negra.
Es un rico ambiente, tranquilo, para compartir con un grupo de amigos. Lo recomiendo.

Un par de cuadras más hacíà la cordillera desde la Plaza Ñuñoa se encuentra este «restobier», donde puedes probar la cerveza artesanal Die M en sus 3 variedades: «Helles»: Rubia, «Dunkel»: Negra, «Rot»: Roja y de diversas formas, por ejemplo, cerveza con jugo de naranja o la clásica malta con leche condensada (una delicia especial para el invierno).
Ideal para ir en grupo, sentarse en la rica terraza en verano y brindar con schoperos grandes, acompañando tu chela con generosas porciones de papas o una chorrillana.

El Budapest es un clásico de Santiago para probar cervezas artesanales en cantidades groseras y de buena calidad, partiendo por este local que hasta hace unos años era un local pequeño y sin sucursales, hasta que la gente entendió que hay mas vida que la baltiloca amada y empezó a pedir cervezas de calidad a precios convenientes. Me acuerdo haber visitado por primera vez este bar por allá el año 2004 atraída por la oferta de schop de litro pa la calor.
Vale la pena venir a este local porque es aquí donde partió la historia de los budapest y toda su onda, que como todo sitio tiene altos y bajos en su cronología pero son de los que uno siempre vuelve de vez en cuando para aplacar la terrible sed de cermeza.
Lo que me gusta es que con el paso del tiempo se han agrandado en el local, ampliando la carta de comida y siempre fieles a la DieM que es la marca de cerveza que ofrecen en tres variedades, rubia, roja y negra, que además tienen una terraza más amplia y segura donde puedes acompañar el bebestible con una chorrillana, un pollo al merkén o algún sanguche rico. Además ofrecen almuerzos, completos y buenas micheladas artesas. Vaya con paciencia pues se llena en las tardes y obviamente a fin de mes. Vea con cuidado quien lo atiende pues los garzones a veces pueden no ser lo más amables del mundo.