Restaurant especializado en mariscos y pescados, en el cual curiosamente venden brochetas de pollo y carne, las que resultan ser mis favoritas. Este local tiene un ambiente cálido y hogareño, bastante familiar pensado para todas las edades, especialmente si es acompañado por niños pequeños, puesto que dentro del local hay juegos para niños y bastantes áreas verdes para disfrutar principalmente en verano, casi como si fuera una casa de veraneo. Su especialidad, aparte de los típicos platos de pescado y las tablas de picar, son la trilogía de ceviche y locos, al igual que la empanada de queso philadelphia con jamón ahumado y las papas fritas con crema acida –agridulce al mismo tiempo — con un ingrediente secreto jamás revelado. Otro dato importante es que hacen un pisco sour estupendo, totalmente recomendable ¡Palabra de fanática! Tienen una extensa variedad de cocteles y vinos, además de acompañar la velada con música en vivo y un proyector que está pasando videos musicales todo el día. Un muy buen restaurant de comida chilena con un servicio muy acogedor. Vaya a disfrutar en familia con tiempo un fin de semana, para no tener problemas con el servicio.