Todos tenemos un zapato regalón que amamos, ese que nos cuesta dar de baja y tirarlo a la basura. Gracias a estos sentimientos es que los zapateros aún existen. Me atrevo decir que el mejor de la zona sur es Manón. En una galería(de esas que nadie conoce) en pleno centro de la comuna y en un local pequeñito, están estos zapateros que en una asociación, decidieron arreglar los zapatos de todas las mujeres del sector. Lo bueno es que son baratísimos y hacen un trabajo de calidad. Siempre llevo los zapatos ahí, por lo general para teñirlos o ponerles tapilla de goma. Siempre hacen una labor impecable y por ella me cobran $ 2.000 pesos, algo ridículo para el arreglo de los mismos. Tienen mucha clientela. Cada vez que voy hay una fila en el local, pero a pesar de eso nunca se demoran en los trabajos, al contrario, casi siempre los tienen de un día para otro. Además, la atención es muy amable.