Todo el vergel mineral de las profundidades andinas reposa en la vitrina de este humilde local. Piedras y más piedras cortadas por diamantes finos que descubren el milenario brillo interior de los cuarzos brasileños, el cobre sulfurado del norte grande, vetustos marfiles siberianos, madera carbonizada africana, fósiles que atrapan la vista con su impresionante perfección. Todo esto es mantenido por Sergio Aranda, experto en piedras y minerales, quien lleva más de veinticinco años dedicado exclusivamente al trabajo de recuperación y venta de este poco conocido arte que esculpen las fuerzas naturales del planeta. Conocí este espacio consultando en internet acerca de un supuesto meteorito que mi padre trajo desde Coyhaique hace un par de años. Se lo llevé a Sergio, él lo revisó con detención por medio de un lente especial. Enseguida sacó de una misteriosa cajuela una pequeña piedra ferrosa que al tomarla comprendí el mensaje. ¡Esto es un meteorito! Una piedra de ocho centimetros de diametro que pesaba idéntico a una tetera llena de agua. Impresionante. Lo que yo tenía entonces resultó ser agata envuelta en lava de una forma única que mereció la atención de este experto por un rato bastante largo. Pero al final me dijo: ¡Es una piedra importante por su autenticidad, pero no es comercial! ¿Comercial? Si pues, porque acá el hombre también compra piedras, pero lo que más se fija es que estéticamente sean preciosas. Mantiene abierto entre lunes y viernes desde las 10 hasta las 8 de la tarde, los sábados hasta las una. Para cualquier consulta escribanle al correo