La Cueva del Chivato

Para saber y contar y contar para aprender… Cuenta la leyenda que en un peñón rocoso ubicado escalera arriba del estecho Pasaje Ross, al ladito del edificio del El Mercurio de Valparaíso, en pleno centro del Puerto, vive el mismísimo Mandinga, el Cola ‘e Flecha, el Cachúo, el Diablo mismo, pero en la forma de un chivo maligno.
Antigüamente, el lugar era una cueva sin un origen muy determinado, algunos dicen que se formó por las excavaciones mineras coloniales, pero muchos porteños juran que es obra del Demonio. En esos tiempos, cuando el Puerto era joven y no tan habitado como actualmente, ese lugar estaba emplazado en una peligrosa rompiente y se producían muchos naufragios de barcos. Los viejos porteños contaba que el Diablo en forma de un chivo se paraba en esos roqueríos para atrapar a las sirenas que peinaban sus cabellos en ese lugar y si pasaba algún paisano desprevenido, lo hipnotizaba y se lo llevaba a su cueva para convertirlo en Imbunche (un ser deforme, con una pierna pegada al espinazo, utilizado por los brujos para cuidar sus lugares de reunión, según la creencia chilota). Si el pobre lograba escapar, caía por las rocas, de echo en ese lugar se encontraron huesos humanos y de animales sin rastro de sangre.
Con el paso de los siglos, la Cueva del Chivato pasó a manos de varios dueños, como parte de los terrenos del Cerro Concepción, a los que extrañamanete alcanzó la desgracia de la fatídica leyenda. En 1833, fue dinamitada y se hizo desaparecer completamente debido al miedo que causaba en los vecinos y porque se había convertido en un refugio de delincuentes que realizaban un sinfín de fechorías que se le atribuían al chivo maligno.
Actualmente, una placa recuerda el lugar donde se encontraba y cada vez que voy a Valparaíso, me acerco a la roca para tocarla o parar la oreja por si se escucha algo en su interior… Claro que de noche paso rapidito.