Un buen restaurante en el corazón de Cork, cerca de la plaza de Rory Gallagher. El servicio es agradable y muy atento, y la cocina se ve que es casera. El precio es asequible, no es lo más barato del mundo pero puedes comer bien sin tener que gastar mucho. A veces la comida no es la mejor del mundo, todo depende de lo que te pidas, claro está.