Es una maravilla ver a estos labradores en Irlanda trabajando y aprendiendo para ser los mejores guías para ciegos. Y la gente que los cuida lo mismo. Una auténtica maravilla, un lujo. El cuidado con el que trabajan, la profesionalidad, es indiscutible. Esos canes valen una millonada y ya sólo verlos pasear da gusto.