Pitagora Two

Es la primera vez que me hospedo en un hostal estando de viaje y la experiencia ha sido francamente buena.
El hostal está situado a una calle de la estación de Termini, pero que no descubres su existencia hasta que no estás plantado en la puerta y te pones a leer en el telefonillo los cartelitos con los nombres de los diferentes pisos y allí en la quinta planta encontrarás escrito «PITAGORA».
Tras subir unos escalones llegas al ascensor sacado de una película antigua en la que con dificultad caben tres personas, ya que las puertas abren hacia dentro y es difícil por no decir imposible maniobrar dentro.
La habitación en la que nos hospedamos era bastante grande con baño propio, escritorio sobre el que había una televisión, un gran ropero, una silla y un taburete. Te suministran unos mínimos (una toalla por persona y jabón de manos).
A las 8:30 te sirven el desayuno, que si no te lo sirven (y tienes prisa) asomas la cabeza al pasillo y se lo pides al muchacho que esté. El desayuno consta de un croissant o una napolitana de crema o chocolate y un café sólo por persona, que no estaba nada mal.
La habitación la limpian mientras no estás en ella y si necesitas más papel higiénico o cualquier cosa sólo tienes que pedirlo.
El dueño te da un llavero con las llaves y así tienes libertad de movimiento para entrar y salir siempre que lo necesites, tanto la habitación como el baño se cierran con llave.
Quizá el detalle más feo fue el hecho de no saber que justo cuando llegas y vas a pagar el resto de la factura te cobran las tasas municipales que en nuestro caso (dos personas y tres noches) fueron 30 €. Lo cual fue un gasto considerable, pero bueno. La experiencia fue buena.

Posiblemente el mejor hostal en el que he estado. La habitación era enorme (como tres veces el tamaño habitual de una habitación de hostal) y el baño bastante amplio también, aunque la ducha era estrecha. La cama de matrimonio muy grande y muy cómoda.
La situación es inmejorable si vas a moverte mucho, colindando con la entrada a la estación de Termini, donde se pueden coger todos los autobuses y líneas de metro de Roma. El problema es que en cualquier ciudad grande del mundo hospedarse al lado de la estación central es un acierto seguro excepto en Roma, donde la red de transporte es la peor que he visto, así que la próxima vez me plantearé hospedarme directamente en el oeste del centro histórico.
De precio, inicialmente muy bueno, 30 euros por cabeza la noche en esa habitación enorme al lado de Termini me parece que está muy por encima de la media en la relación calidad/​precio. Hay que tener en cuenta que Roma es una ciudad cara, algo así como Londres (aunque las visitas típicas son más baratas en Roma) así que un precio como este me parece genial (en Londres ya te cuesta más de 30 euros la noche en una habitación de 6 personas sin baño). Yo creo que es difícil encontrar algo mejor en Roma en este sentido.
Lo malo viene cuando una vez llegas y el responsable del hostal, Giuseppe, te dice que hay una tasa municipal de alojamiento por persona y noche que te sube la factura un 20%. Una barbaridad en mi opinión. En cualquier caso estas cosas hay que avisarlas antes, porque una subida tan considerable del precio podría haber cambiado mi decisión antes de reservar y sobre todo el hecho de que podría no haber llevado encima ese dinero porque cuando vas a hostales sueles viajar con el dinero contado para todas las cosas de tu viaje (menos mal que llevaba algo más de lo calculado para imprevistos).
He decidido no bajarle nota al hostal por esto (aunque bien podría perder una o dos estrellas por ello, porque es un fallo muy grave) porque en lo demás estaba genial en todo y tanto Giuseppe como el resto de trabajadores nos atendieron muy bien. Te llevan el desayuno a la habitación, cosa que no he visto en ningún otro hostal del mundo. Suelen poner café y bollería. También nos dejaron guardar las maletas allí el último día, servicio por el cual ya te cobran en muchos hostales. Quizá sí añadiría un último punto «negativo», que sería el horario del check-​out, obligatorio a las 10 de la mañana, más temprano de lo habitual.