Comida mediocre y atención pésima. El local es bastante pequeño y tiene dos puertas que dan a la calle directamente donde se come. Estaban las dos abiertas y hacía frío. Pedimos que las cerraran y nos contestaron que«no» de forma muy maleducada(teniendo en cuenta que era noviembre y había caído una tormenta esa mañana). Preguntamos por el menú y la camarera nos lo dijo rápido, evidentemente en italiano sabiendo que éramos españoles. Aunque yo personalmente hable italiano, debería haber tenido más respeto por los que no. Pedimos cuatro platos ‘del día’. El arroz del risotto estaba duro(una cosa es al dente y otra esto). Poca cantidad, casi frío. La camarera comió en una mesa al lado nuestro, sin modales y bebiendo directamente de la botella de agua. NOVAYÁIS.