Desde el momento que llegué aquí mis esperanzas estaban bastante bajas. Sinceramente desde afuera el lugar me daba poca confianza para ser un mini golf, en especial por su ubicación en un lugar tan pequeño. El centro se encuentra bajo administración del restaurante Marakamé, así que por esa parte decidí darle una oportunidad, conociendo el excelente servicio que ellos suelen brindar. Al llegar lo que más me sorprendió era su tamaño, el cual después noté era sólo una ilusión gracias a un espejo gigante ir tienen. Te encuentras bañado bajo luces néón y luz negra, que altera cada color que ves. El registro es fácil y rápido. Pero debería decir que lo que más me sorprendió fue el precio, no sé si se haya debido a las circunstancias que rodeaban mi primera visita, pero fueron agradablemente bajos. Siendo yo un aficionado del golf lo que más me gustó fue que haya hoyos que eran fáciles para jugar hasta otros que le pisaban los talones a algunos campos de nivel PGA.