Precisamente hoy pasé al Rinconcito para llevar comida a la casa. Ya también nos hemos bajado a comer ahí, cosa que sale un poco más barato porque no tienes que pagar ni el precio del vaso de unicel y ni el precio de tu conciencia al seguirle dando golpes bajos al planeta con tanta contaminación. El lugar es muy bonito y súper amplio y limpio. Lo atiende un matrimonio de señores que cuando descansan, limpian frijoles. Está rico su sazón y el precio es justo. Llevan poco tiempo, pero parece que va bien la cosa. ¡Volveremos!