Hotel Dos2

Si de por sí ya era complicado tener que lidiar con las tienditas de drogas que pululan y se reproducen como gremlins en la colonia, este hotel de quinta vino a empeorar las cosas.
A mí no me hacen tonta, este hotel es un vil picadero al que acuden los piedrosos y cocainómanos del rumbo para darse el famoso «encerrón» y no andar drogándose en la calles, pero de hotel no tiene nada.
La vez que entramos a conocerlo, era de recién apertura y aún así el mobiliario era insalubre y viejo, usaban tape para arreglar los desperfectos y la vibra se sentía rara; poco después caeríamos en cuenta de que entraban parejas de hombres que movían incesantemente la mandíbula y se metían directo al cuarto sin pagar; así vimos entrar a varios, algunos solos, oros acompañados y las únicas dos parejas «normales» que vimos entrar fueron unos adolescentes con uniforme escolar y otros ya mayorcitos pero la chica tenía pinta del teibol de la esquina.